Las empresas agropecuarias que se dedican a la siembra tienen actualmente dos focos: el impacto de la sequía en la 22/23 y la preparación de la nueva campaña 23/24.
«Una tiene que ver con la otra», destaca la consultora Zorraquin+Meneses (Z+M) en sus apuntes mensuales. Los cultivos se deterioran semana a semana, siendo las proyecciones de rendimiento revisadas en las empresas en forma permanente para tratar de determinar el impacto final.
Una buena noticia en algunas zonas es que extrañamente los rendimientos de girasol están en presupuesto. Los cultivos de soja y maíz ya sean de primera, segunda o tardíos, todos están afectados en la mayoría de las zonas, con distinto grado, pero afectados. En este marco, «algunos productores con problemas de fecundación de granos en cultivos de maíz, reclaman a las empresas de semillas, una muestra pequeña de los conflictos que surgen cuando todo sale mal», comentan desde Z+M.
Mientras estas realidades, angustias y reflexiones se manifiestan, la nueva campaña comienza, se profundizan las dudas y hay clara conciencia de que habrá que tomar decisiones antes de conocer la magnitud final del daño.
Como siempre en este tipo de situaciones existen distintos comportamientos ante las malas noticias. Hay quienes las anticipan y trabajan con tiempo y hay quienes las dejan correr creyendo que al final las noticias no serán tan malas o aparecerá “algo” que ayude, y mientras tanto vamos marchando. «Nuestra experiencia nos indica que este último comportamiento siempre es peor, cualquiera sea el eslabón de la cadena que hablemos (productor, bancos, distribuidores, empresas de insumos, etc.)».
Y por si faltara algo, el precio de los granos mantiene su divorcio entre el mercado interno y el externo. Los internacionales pelean entre noticias de fundamentals alcistas y bajistas (buena proyección de Brasil y baja permanente de Argentina) y de incertidumbres políticas (implicancias de la guerra Rusia-Ucrania) a la que se suma el impacto de la caída del banco americano mencionado. Y en el plano local, más allá de las medidas gubernamentales (fideicomisos, posible dólar soja 3, etc.), la sequía pone en jaque la originación de la industria (soja) y la de la alimentación animal (maíz), habiendo posiciones vendidas difíciles de cubrir.
Todo esto hace que el panorama de expectativas de precios sea de difícil pronóstico. Puede suceder, que el año “atípico”que estamos transitando (sequía+elecciones) esté acompañado por bajas en las cotizaciones internacionales de precios, lo que daría una combinación de factores que podemos definir como la “tormenta perfecta” para el negocio agrícola.
¿SE VA A VOLVER A SEMBRAR?
«Si bien es algo temprano para decirlo, nuestra impresión es que en la campaña 23/24, si los pronósticos de año Neutro a Niño se confirman, se va a sembrar todo lo posible», comentan desde Z+M.
Las razones que explican esta mirada tiene que ver con la reducción en dólares de costos de producción (insumos y fertilizantes a la baja), que los precios (con altibajos) siguen competitivos, que nadie que arrienda le gusta perder un campo que ya tiene, porque los que tienen tierra propia seguramente están mejor financieramente, porque ante las elecciones se reaviva la posibilidad de una disminución a anulación de la brecha cambiaria y un ajuste en el tipo de cambio y porque, en definitiva, en nuestro país la agricultura es uno de los pocos negocios que han sostenido competitividad a lo largo de los años.
«Y no es menor que hay muchas personas con vocación, talento, audacia y cicatrices que apuestan a pesar de todo. Por supuesto, tal como contamos en este informe, el entorno macro es muy poco estimulante. El tiempo dirá si fue buena o mala decisión, pero esa es la naturaleza del emprendedor», agregan los especialistas de Z+M.
Una pregunta recurrente es qué pasará con el valor de los campos en arrendamiento: «Todavía es temprano para decirlo, pero a priori vemos valores similares en quintales de soja (u otro producto) a los pagados este año, pero en abril/mayo el panorama estará más claro. Y ahí sabremos mejor el nivel de incumplimiento en el pago de la última cuota de arrendamiento».
Consejos para la empresa agropecuaria
Bajo este marco, desde Z+M se atreven a dar algunas recomendaciones para la toma de decisiones empresarias:
-Debemos seguir haciendo lo que hacemos, pero mejorando lo mejorable. Eso nos ayudará y nos pondrá en mejor posición para superar la crisis.
-Priorizar lo financiero, la “nafta” que nos permita llevar adelante un nuevo año productivo. Esto implica postergar pagos (algo siempre incómodo y no siempre posible, con costos de todo tipo), tomar créditos, usar fondos de reserva, tomar inversores, descapitalizarse en bienes recuperables a futuro
-Los esquemas defensivos y previsiones que se incorporen nunca podrán ser por el 100% de lo que sucederá, pero hay que tomarlos. Es decir, no podremos prevenir todos los riesgos, siempre algo nos va a afectar por más que nos esforcemos, pero hay que intentar tomar aquellos “seguros” o reductores de riesgo que podamos.
-No es recomendable en un año de estas características realizar cambios importantes en nuestras producciones o formatos de empresa (incrementar escala, inversiones importantes, grandes apalancamientos, ventas o compras societarias, etc.) salvo que sean para corregir alguna falta de competitividad relevante para el negocio.
-Tener un buen balance entre distintas alternativas suele equilibrar riesgos (tasas en pesos y en dólares, compras de contado y. financiado, ventas spot versus retención de mercadería, una cartera de cultivos o producciones equilibrada).
-Escuchar, interactuar, intercambiar, participar de grupos de afinidad.
-Como sector agro, entender que vamos a tener un rol importante en lo que viene. Y eso quiere decir que el país actual y el que viene nos necesita pujantes y lo más sanos posible.