El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) trabaja en el desarrollo del “supertrigo”. Se trata de un desarrollo de nuevas variedades con granos más grandes.
Los trabajos realizados hasta el momento expusieron los buenos resultados. El INTA prevé que los nuevos cultivares podrían estar disponibles para el productor en los próximos años.
El grupo de investigación trabaja con la técnica de biotecnología moderna. Esta permite hacer modificaciones muy precisas sobre el ADN.
De esta manera, la edición genética se está usando para mejorar las características de los cultivos, entre otros aspectos. En este caso, los investigadores del INTA utilizaron las tijeras moleculares llamadas CRISPR/Cas9 para editar la secuencia del gen GW2, cuya función interviene en la determinación del tamaño de los granos.
“Los materiales resultantes de este trabajo no serán considerados como Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y podrán ser manejados como materiales obtenidos por mejoramiento convencional”, informó el instituto.
Trigo
El referente del Laboratorio de Transformación Genética Vegetal del INTA, Ezequiel Bossio, señaló que con este nuevo enfoque se buscan mejoras agronómicas demandadas por los productores, que solo son factibles de lograr mediante biotecnología moderna. “Previamente, se habían reportado diferentes trabajos en gramíneas, en los que se demuestra que las mutaciones en el gen GW2 aumentan el tamaño de los granos”, comentó Bossio.
Al mismo tiempo, este estudio forma parte de una respuesta a las demandas del productor en cuanto a ciclo, la calidad, la sanidad y el rendimiento. “Con este trabajo, no solo se está contribuyendo a la productividad de este cultivo mediante el desarrollo de materiales que, luego de ser seleccionados molecularmente, evaluados fenotípicamente y avalados por la Secretaría de Bioeconomía, serán directamente incorporados al Programa de Mejoramiento, sino que también se busca establecer un nuevo tipo de relación entre el laboratorio que aplica biotecnología moderna para el mejoramiento de cereales y el programa de mejoramiento genético convencional”, expresó Bossio.
Para llegar al desarrollo de los nuevos cultivares, se trabajó sobre las dos últimas variedades que registró el INTA. A partir de este trabajo, queda por delante realizar los ensayos agronómicos comparativos para cuantificar el impacto sobre el rendimiento que tendrá la edición realizada, en cada uno de los individuos obtenidos.