Las últimas semanas han sido un período de contrastes para los productores de la región núcleo, según un reciente artículo de la Bolsa de Comercio de Rosario. Por un lado, las persistentes lluvias han complicado la cosecha gruesa, provocando demoras y pérdidas de rendimiento en soja y maíz. Por otro lado, estas mismas precipitaciones han mejorado considerablemente las reservas hídricas, creando condiciones óptimas para la próxima campaña de trigo.
El informe detalla que el avance de la cosecha de maíz se encuentra algo estancada, con un progreso de solo el 68% del área, lo cual es menor en comparación con otros años. Esta situación se acentúa más aún con un pronóstico de más lluvias inminentes que podrían agravar el cuello de botella que ya afecta las actividades de recolección. En cuanto a la soja, el avance es aún más lento, con apenas un 45% del área cosechada, significativamente por debajo del promedio de las últimas cinco campañas para esta misma época del año.
Sin embargo, el panorama es mucho más prometedor para el trigo. Las recientes lluvias han cambiado el mapa de reservas hídricas, comparándolo favorablemente con las condiciones que en 2021 permitieron una producción récord. Hoy, la mejora en las reservas es palpable y se distribuye de manera más beneficiosa a lo largo de la región núcleo y parte de la región pampeana.
Además, el reporte subraya una notable mejora en los márgenes de rentabilidad para el trigo, impulsada por la baja en el precio de insumos clave como la urea y los herbicidas, y un leve aumento en el precio del trigo para diciembre de 2024. Esto ha llevado a una marcada reducción en los rindes de indiferencia, mejorando las perspectivas económicas para los productores que apuesten por este cultivo en la próxima campaña.
El ajuste en la relación urea/trigo se aproxima ahora a los niveles observados durante el boom del trigo en 2021/22, ofreciendo un incentivo adicional para incrementar el nivel tecnológico aplicado a este cereal. Recordemos que en 2021, la región núcleo fertilizó pensando en rindes objetivo de 55 qq/ha, un objetivo que podría volver a estar al alcance gracias a las actuales condiciones hídricas y económicas.