La campaña de maíz 2023/24 viene con buenas y malas noticias para los productores. Las últimas lluvias permitieron recomponer el estado del cereal y se espera un volumen de cosecha superior a las 50 millones de toneladas.
Pero el escenario internacional de precios no es favorable y se espera que durante este año se confirme un desplome en las pizarras de Chicago.
En el apartado productivo y pese al recorte en las estimaciones que efectuaron entidades como la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en Argentina se espera una cosecha de 57 millones de toneladas.
Si bien este número se ubica por debajo de las expectativas iniciales, es un buen desempeño cuando se compara con las últimas campañas y sobre todo, con el ciclo 2022/23.
EL MAÍZ, AFECTADO POR LOS PRECIOS
Pero a nivel precios, existen varios indicios que permiten anticipar una fuerte caída en las cotizaciones internacionales.
La abundante oferta mundial presiona los valores y si se toma como base los primeros meses del año pasado, los contratos de mayor volumen en Chicago perdieron un 36% interanual, de acuerdo a la BCR.
Y agregaron: “A precios constantes, el maíz cotiza actualmente a niveles pre-pandemia del 2020, pero si no se detiene la sangría, en poco tiempo se cruzará el umbral para tocar niveles comparables a los vigentes en 2006, ello es, 22 puntos porcentuales por debajo del promedio histórico desde el año 1982″.
En los últimos tres años, las cotizaciones promedio oscilaron entre los U$S 220 y U$S 270, con picos que en abril de 2022 llegaron a U$S 320. Pero confirmando la tendencia de 2023, los precios siguen en baja y solo en enero perdieron casi U$S 20 por tonelada.
En este punto, la BCR consideró que en Estados Unidos, el cereal parece tomar un rumbo directo hacia los niveles prepandemia, cuando se mantenía sobre los U$S 150.
LAS EXPECTATIVAS PARA EL MAÍZ
En el caso de los exportadores sudamericanos, los precios promedios de maíz pasaron desde el rango U$S 240 –245 en 2023, hacia los U$S 210–190 por tonelada. “Mientras que las cotizaciones FOB norteamericanas se han desplomado desde U$S 250 a U$S 194”, calcularon.
En cuanto a los factores que explican la caída, el récord de oferta y la menor incertidumbre internacional tras la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania mejoran la confianza en la cadena de suministros global.
El dato de la apertura de China en sus compras no es menor, porque limitará su dependencia del cereal norteamericano. En los últimos tres años, Estados Unidos comercializó más de 40 millones de toneladas a ese destino, pero a partir del año pasado comenzó a notarse la ampliación de proveedores, sobre todo de Sudamérica.
En los primeros meses del año la tendencia parece mantenerse, con importaciones brasileñas que acumularon 2,7 millones de toneladas, además de la posible apertura hacia nuestro país.
CAÍDA EN EL INGRESO DE DIVISAS
Además de estos factores, el Gobierno perdería dólares al momento de la cosecha. En 2023, la cadena de valor maicera aportó US$ 6.409 millones en exportaciones, un 33% menos que el año anterior.
Un repaso por las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) permite tomar el pulso al negocio. Hasta el 14 de febrero, los exportadores registraron 18,7 millones de toneladas, el volumen más bajo de las últimas cinco campañas.
Por el lado de los envíos que se esperan para este año, la BCR calculó que se exportarán 39 millones de toneladas, un aumento de 13,5 millones que representa un 53% más en comparación al ciclo 2022/23.
Al momento de calcular el ingreso de divisas por estas ventas, estimaron que será de US$ 7.657 millones, un incremento de US$ 1.289 millones por ventas del cereal respecto del ciclo previo.
“Así, el crecimiento estimado de las ventas externas en valor podría alcanzar el 20% interanual, siendo considerablemente menor que el aumento en el volumen. Todo esto si se mantienen los precios internacionales actuales”, concluyeron.