El consultor de GEA Alfredo Elorriaga, explica: “la falta de agua en la franja oeste y este del país es algo que hace mucho que no sucede. Por eso son muy malas noticias que las últimas tormentas (martes 28) tampoco haya dejado milímetros en Buenos Aires. El posicionamiento que han tenido los centros de alta y baja presión han evitado las circulaciones que permiten el ingreso de aire húmedo desde el este.
Esto no es casual, el Atlántico muestra un moderado enfriamiento en la costa argentina hasta el sur de Brasil que afecta negativamente la situación actual”. Aiello agrega que “los pronósticos de corto plazo muestran alguna actividad atmosférica en el inicio de julio, aunque modesta y con un comportamiento similar a las lluvias del final de junio. La primera década del nuevo mes no provocaría grandes cambios en el régimen de precipitaciones.
Todo indica que tendremos por delante un invierno con pobre aporte de agua, con una distribución de humedad muy exigida para los cultivos de la fina. Esto solo podría revertirse con un mejor comportamiento pluvial en el próximo cambio de estación”.