Expertos en clima dan cuenta de lluvias para los próximos días y los más arriesgados dejan saber que serán de 15 milímetros a 50, nada mal para entonar el plan de trabajo entre los agricultores de granos finos. Mayo puede despedirse con lluvias muy importantes en gran parte de la región núcleo, y alcanzar a cubrir el 60 al 70% de la región pampeana.
El consultor Alfredo Elorriaga, de la Bolsa de Comercio de Rosario, apuntó que sea como sea, las precipitaciones serán importantes. Sumó que la cobertura alcanzaría al 60 o 70% de la región pampeana.
En la entidad interpretan que hasta hace una semana, las fotos para las intenciones de trigo mostraban una caída en la siembra del 50% con respecto al año pasado. Razonan con que el productor necesita sembrar, pero no hay agua suficiente en los perfiles. Si abril hubiese cumplido con la media (120 mm) de lluvias y mayo acompañado con pronósticos de tormentas, se estaría ante la proyección de una siembra récord, con casi dos millones de hectáreas como intención para el ciclo 2023/24. Pero con solo el 30% de las lluvias de abril, hasta la semana pasada el escenario para la siembra de trigo se presentaba como el más seco de los últimos 15 años.
Solo un cambio en el escenario pluvial podría dar un giro en las decisiones de siembra y sumar más hectáreas de trigo en la región.
Cuentan en la Bolsa que, en trigo, lo mínimo requerido para sembrar es un 60% de agua útil en el suelo. Los técnicos recomendaban que al menos se dispusiese de un 50% para sembrar. Hoy en día, solo los alrededores de Rosario cuentan con ese porcentaje de agua útil. Pero si se concretan las lluvias pronosticadas, con más de 50 mm podría alcanzarse ese mínimo en el 75% de la región núcleo. La imagen muestra las lluvias necesarias para alcanzar reservas adecuadas.
Para comprender el por qué los asesores agrónomos hablan de que el número no cierra, hay que comparar los márgenes netos de mayo 2022 con la proyección de márgenes hecha al 15 de mayo de 2023. En un año, el trigo ha experimentado una caída de 158 dólares por hectárea en campo propio y de 220 en campo alquilado.