La Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó este miércoles su informe de cierre de campaña 2022/23 para la soja, en la que proyectó las fuertes pérdidas que tendrá la economía a raíz de la peor cosecha en 22 años, como consecuencia de la sequía y otros factores climáticos.
Si bien la reducción del área implantada no fue tan grave –100.000 hectáreas menos que el ciclo anterior–, un problema inicial fue que la falta de humedad dejó en el camino a 500.000 hectáreas, principalmente de soja de segunda.
Y en las hectáreas que siguieron en pie, el promedio de rinde fue paupérrimo: apenas 15,4 quintales por hectárea, una caída del 45% en relación al año anterior y al promedio de las últimas cinco campañas.
Así, la producción final fue de apenas 21 millones de toneladas, 27 millones por debajo del escenario inicial de 48 millones, 22,3 millones menos que en el ciclo previo y 53,1% por debajo de la media de los cinco períodos anteriores.
APORTE ECONÓMICO
Sumado esto a precios internacionales que se redujeron en relación a los que rigieron al momento de cosecha del año pasado, el aporte de la soja a la economía argentina se estima en solo U$S 7.345 millones.
Es un 67% o U$S 15.000 millones menos que los más de U$S 22.000 millones que generó, como producto bruto agregado, la oleaginosa en la campaña 2021/22.
En lo que es exportaciones, se estiman en U$S 12.542 millones, un 50% menos que en el ciclo anterior; lo que implicará una fuerte pérdida de recursos para el Estado, ya que solo le ingresarán U$S 4.350 millones en recaudación fiscal, un 57% por debajo de los más de U$S 10.000 millones de la temporada previa.