Durante las últimas semanas, el precio del trigo en el mercado internacional alcanzó máximos históricos, lo que acrecienta la preocupación por su posible impacto sobre la inflación de alimentos.
Tal es así, que el propio presidente Alberto Fernández volvió a insistir recientemente sobre un posible incremento de las retenciones al cereal.
Sin embargo, las evidencias empíricas de que los precios internacionales no son el único factor ni el más relevante en la conformación del valor local, se siguen acumulando.
Por ejemplo, el economista de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, analizó lo sucedido con el precio del pan en Argentina y Brasil, en lo que va del año y en los últimos 12 meses.
En cuatro meses, en nuestro país este producto aumentó 42%, mientras que en Brasil lo hizo 10%. La diferencia en la inflación anual es mayor: 13% contra 79%.
Y hay un aspecto clave: mientras Argentina es productor neto de trigo, y el valor local tiene descontadas las retenciones y la brecha cambiaria, Brasil en su mayoría lo importa de Argentina, pagándolo a precio internacional.
“Que alguien le explique al Presidente cómo hace Brasil para tener mucha menos inflación, importando trigo desde Argentina“, resumió Garzón.
EL TRIGO Y LAS RETENCIONES
En tanto, en un trabajo realizado por los analistas de la Bolsa de Cereales porteña, Jimena Vicentin Masaro y Agustín Tejeda Rodríguez, se puso de relevancia la relación entre las variaciones del precio internacional del trigo y la de los precios internos de los productos de consumo elaborados con dicha materia prima.
De acuerdo a lo que introduce el trabajo, se observa que, las variaciones de los precios internacionales del trigo han explicado, en promedio, el 10% de las variaciones en el precio al consumidor en el caso del pan, y que la mayor parte del aumento de precios en el mercado doméstico se explica por otros factores.
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Bajo este panorama, el documento llega a la conclusión de que sería mucho más beneficioso para los consumidores la implementación de un subsidio directo a la demanda, a través por ejemplo de la Tarjeta Alimentar: se gastaría entre un 40 y 80% menos de recursos que lo que se llevaría el Fondo Estabilizador del Trigo para subsidiar a los molinos harineros.
Asimismo, “se evitaría la aplicación de derechos y restricciones a las exportaciones, que tienen impactos poco significativos sobre el consumidor; no se generarían desincentivos al productor; y costaría entre 4,3% y 13% de lo que se recaudaría adicionalmente en derechos de exportación como consecuencia del conflicto en el Mar Negro”, añade el estudio.
EN DETALLE
Según Masaro y Tejeda Rodríguez, a pesar de que la evidencia teórica y empírica contrarias, el Gobierno sostiene propuestas tendientes a “desacoplar los precios domésticos de los internacionales” para contrarrestar los impactos de la Guerra entre Rusia y Ucrania.
Para analizar la evolución comparada entre el precio internacional del trigo y el indicador que resume la evolución de los precios minoristas, los analistas calcularon un índice de precios correspondiente al precio internacional del trigo (valorizado en pesos) con el tipo de cambio oficial.
Se puede apreciar, de acuerdo a este índice, que la variación positiva de precios de los alimentos no está directamente asociada con la de los precios del trigo, dado que los índices no siempre se mueven en igual sentido.
Por otro lado, también se observa que la variación del índice de precios del pan y los cereales es más similar a la de los alimentos, que a la del precio internacional del trigo.
De esta forma, siguiendo estos ponderadores, y teniendo en cuenta un 13% de participación del trigo en el precio del pan, un aumento extraordinario del 45% en el precio del cereal generaría un incremento de apenas el 0,3% en el IPC General.
DESDE EL 2017
Asimismo, el análisis de Masaro y Tejeda Rodríguez sostiene que, analizando las variaciones mensuales de precios desde 2017 en adelante, se muestra la composición de las variaciones de precio del pan, la harina y los fideos, se observa que sólo el 9,8% de las variaciones en el precio del pan provienen de variaciones en los precios internacionales y el 11% de variaciones en el tipo de cambio. El resto de las variaciones en el precio del bien final provienen de otros factores locales.
Por este motivo, una política de intervención sobre el precio del producto primario, en este caso el trigo, tiene un impacto poco significativo sobre los precios al consumidor y la demanda, mientras si impacta de manera negativa sobre el productor y la oferta como se argumentará a continuación.
La harina, por su parte, es el producto final en donde las variaciones de precios se ven influenciadas en mayor medida por los cambios en los precios internacionales, lo que podría deberse a dos motivos:
-Composición intrínseca, en donde el trigo es el insumo más importante, representando un porcentaje mayor de los costos.
-Es un producto que suele ser objeto de intervención en el precio final
Respecto a esto último, durante el período analizado, más del 40% de los precios minoristas relevados integraron el programa “Precios Cuidados”, excepto entre 2018 y 2020, cuyo porcentaje bajó a menor del 10%.
Finalmente, en el caso de los fideos secos, los cambios en los precios internaciones del trigo apenas explican el 13% en promedio de la variación de su precio final.