Las lluvias retrasan la cosecha de soja y se demoran las ventas

Nueva semana de lluvias y chicharrita que traen dolores de cabeza. Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, puso el foco en las preocupaciones de los productores y del gobierno, especialmente en soja y maíz: la lluvia impide avanzar a buen ritmo con la trilla de ambos cultivos, los buques están a la espera y las fábricas, que necesitan mercadería, llevan a precios más altos.

En soja, la cosecha avanzó sólo 2 puntos en la semana cerrada el 16 de abril, retrasada por las lluvias. “Estamos 22 puntos retrasados respecto de lo normal. Recién sobre el final de la semana pasada volvió el clima seco, y a juzgar por el pico de más de 2.600 camiones de soja a la descarga el viernes, se priorizó la cosecha de la oleaginosa”, detalló Romano.

Para semana continúan las lluvias, lo que podría traducirse en nuevas demoras. “El temor de los productores es que los reiterados cortes por lluvias, con exceso de humedad y calor, generen daños por brotado y apertura de vainas que reduzcan los rendimientos”, considera el especialista.

Y las demoras en la trilla se traducen también en menores ventas. Los datos oficiales llegan al día 10 de abril, cuando las lluvias recién aparecían. “Si bien en las semanas secas la venta es similar a otros años, el inicio con pocas ventas más los parajes mencionados hacen que sólo tengamos 6% a precio contra 15% histórico”, puntualizó Romano y agregó: “Está situación genera precios débiles en el mercado externo, pero mejores primas de exportación por la reticencia de ventas del productor, y encima precios mayores a los que los industriales estarían dispuestos a pagar ante las lluvias que dejan sin mercadería a la molienda”.

El impacto en el maíz

Por otro lado, el spiroplasma, transmitido por la chicharrita, parece estar ya descontada en precios. En Argentina, la cosecha de maíz llegó al 17%, lo que genera un atraso de 5 puntos respecto al promedio histórico.

Y si bien las precipitaciones favorecen el llenado del maíz tardío en nuestro país, los daños por chicharrita, que son difíciles de cuantificar, juegan en sentido inverso. Por ahora se mantiene la estimación de producción de 49,5 mill.tt. cuando se partió de 57 mill.tt.

“Los daños por chicharrita comenzaron a ser vistos por todo el mundo, al punto que hasta el gobierno citó a la mesa de enlace para analizar el tema. Estaría ya muy descontado en precios”, manifiesta Romano.

“No son pocos los que hablan de implantar menor cantidad de maíz el año que viene para esquivar este problema. La superficie pasaría en su mayor parte a soja, y algo menos a sorgo, girasol y algodón. Pero esto podría duplicar tranquilamente la producción de sorgo. La duda es si habrá suficiente semilla y si comercialmente el mercado podrá absorber la producción excedente”, estima el especialista.

Romano, a la vez, detalla que en los últimos días volvió el clima seco a la Argentina y, si bien se pudieron retomar las labores, viendo el arribo de camiones se le habría dado prioridad a la soja con 2.600 vs menos de 1.000 con maíz. “El maíz persiste más en la planta, y además demora más en perder el exceso de humedad. Con un gasto de secada muy alto se demoran las labores de maíz temprano. El problema es que se anuncian más lluvias para esta semana”, explica.

En lo comercial, los datos de compras se actualizaron a la semana terminada el 10 de abril. Los volúmenes fueron buenos, pero como iniciamos con cierto retraso, por total estamos en 15% de ventas a precio vs 38% normal a esta altura del año.

“El problema con la demora por lluvias, poca venta a precio, y que se le de prioridad a la soja, es que los buques que venían a buscar maíz están esperando carga. La cola de buques acumula más de 2,5 mill.tt. y si bien no llega a los picos, lo que preocupa es el dinamismo”, considera Romano.

Finalmente, en el marco de una devaluación del peso que continúa al 2% mensual mientras que la inflación corre por encima del 10%, la revaluación del dólar contra otras monedas y la devaluación de la moneda de Brasil (nuestro principal socio comercial) hacen que el tipo de cambio argentino se atrase cada vez más. “Recordemos que la tasa de referencia del BCRA pasó en medio de todo esto del 80% anual al 70% anual”, detalla el profesor de la Universidad Austral. Por todo esto, el dólar libre argentino tuvo un pequeño movimiento al alza, reflejando algo más de incertidumbre. Ello aumentó la brecha -que de todas formas sigue baja- y generó que el plus que tiene el dólar exportador se ampliara. No son pocos los productores que esperan una devaluación del peso para vender, pero dado que el tipo de cambio controlado es el instrumento básico contra la inflación (la famosa ancla monetaria) parece difícil que esto ocurra”, concluyó.