Tecnologías para evitar que la sequía vuelva a ser dramática

Juan Manuel Fernández / jmfernandez@ellitoral.com

Hace muchos años que se conocen distintas tecnologías para una eficiente gestión del agua en establecimientos ganaderos, pero sólo cuando azota una sequía como la actual se toma real importancia de estos recursos. Son diversas técnicas, en general no muy costosas, que permiten sobrellevar la falta de lluvias y evitar la mortandad de hacienda que -otra vez- ocurre en el norte santafesino.

Sistemas de cosecha de agua, recarga de acuíferos o bombeo «pata de araña» forman parte del listado que promueven especialistas como Mario Basan Nickisch desde INTA Reconquista. «El agua no sólo es importante para los animales, sino también para las personas que viven en el campo y la precisan para consumo y para producir una huerta, por ejemplo», indicó el Ingeniero en Recursos Hídricos, Máster en Ingeniería de Regadíos y Diplomado Internacional en Sistemas de Captación de Agua de Lluvia.

Tras la tragedia productiva de 2008/9 y la posterior difusión de experiencias puestas en marcha en muchos establecimientos santafesinos para garantizar agua de uso ganadero, Campolitoral consultó al experto sobre las razones que impiden una adopción más amplia de estas herramientas.

Herramientas accesibles

«Tenemos tecnologías blandas y al alcance de los productores, las tenemos. Muchas veces no pasa por hacer grandes inversiones, sino por saber qué hacer», aclaró. También indicó que no es en la crisis cuando se debe reaccionar, sino antes; y reflexionó: «nosotros le damos toda la difusión, pero siempre falta algo más».

Basán Nickisch trabaja desde 2010 en Reconquista, desde donde desarrollaron sistemas de agua para los diferentes ambientes del norte santafesino: Domo Occidental, Área de Transición, Depresión Central de los Bajos Submeridionales, Cuña Boscosa y Domo Oriental. «Cada uno de esos ambientes es un mundo diferente. Hemos ajustado sistemas para eso y funcionan», afirmó.

Luego, explicó: «no hay recetas únicas, cada aguada tiene su particularidad». Y por lo tanto, en cada ambiente, «se sabe lo que sí se puede hacer y lo que no». En resumen, se trata de captar agua de lluvia, acceder al agua subterránea de calidad y bombearla de la manera adecuada.

Un agua «engordadora»

El especialista, quien se encuentra realizando un Doctorado con Tesis Doctoral de Sistemas de Recarga del Acuífero con agua de lluvia para el ganado, en base a datos de 6 años de investigaciones en el noroeste santafesino, explicó que desde INTA tienen una visión integral del uso de agua, sea de lluvia, subterránea o superficial. Y «en función de las calidades encontrar una respuesta».

Por ejemplo, explicó que el agua de lluvia sola no sirve para ganadería porque no tiene sales: «eso está comprobado». Por lo tanto, «no es tan simple responder sobre la conveniencia de hacer un módulo de cosecha de agua; desde INTA lo proponemos junto con agua subterránea». Se trata de mezclar las distintas calidades de agua o bien de recargar acuíferos con agua de lluvia. De esta manera, con esa combinación se consigue un «agua engordadora» para «tener una producción óptima». Esto, dijo, «es un puntapié inicial muy importante».

Luego aclaró que lo primero es analizar el ambiente. En el domo oriental (Reconquista, Romang, San Javier) «nunca se me ocurriría plantear un sistema de cosecha de agua, porque el agua subterránea es de excelente calidad y no tiene límite de extracción». En cambio en la Cuña Boscosa, en la depresión central de los Bajos Submeridionales y en el domo occidental (centro norte y noroeste provincial) «es estratégico manejar correctamente el agua de lluvia». Pero insistió: «no recomendamos 100% agua de lluvia, sino que tenga una cierta carga mineral; que se puede lograr mezclando la de lluvia con la subterránea».

Las tecnologías

En el portafolio hay varias opciones y siempre en función de los ambientes, para determinar la mejor aguada para tener agua competitiva para ganado mayor y menor.

El experto mencionó, por ejemplo, que el agua subterránea muy cercana a la superficie en los Bajos Submeridionales tiene exceso de sales. Entonces, «lo que recomendamos es hacer embalses sobre elevados, con tierra, que son los famosos tanques chaco que le llamamos y lo hacen mucho los menonitas en Paraguay, para que no se contamine el agua de lluvia con la subterránea». Luego, «se mezcla a gusto».

La cosecha de agua -explicó- se realiza sistematizando terreno (mediante la realización de surcos en la tierra) para que cuando llueva, por más que sea poca, el agua vaya a parar a una represa, que no debe llegar hasta la napa para evitar que se salinice. También se puede derivar a varias perforaciones con drenes, mediante los cuales se introduce al acuífero o al bolsón de agua buena. «Se facilita algo que hace la naturaleza, pero lo hacés en menor tiempo».

También explicó un dato clave: por su estratificación vertical, las sales se concentran en la parte inferior del acuífero. «La que está sobre el techo es más liviana porque tiene menor peso específico». En base a esto, «si se bombea de ese lugar se saca agua de mejor calidad; pero si el mecanismo de bombeo es demasiado potente y profundo, ahí siempre vas a sacar agua de mala calidad para el ganado».

Por esto es que se desarrolló el sistema de bombeo «pata de araña», que distribuye la succión en varios puntos y la realiza con lentitud. Se utiliza, además, «cuando hay baja permeabilidad del acuífero, porque hay poca arena y se dificulta la infiltración». Con este mecanismo, «en vez de succionar con una sola perforación, tenés que hacer mecanismos de bombeo de varias perforaciones y sacar de modo lento, como lo hace un molino; con muchos años de investigación, hemos comprobado que da muy buen resultado».

En sus trabajos a campo por establecimientos de la zona, Basán Nickisch detectó un denominador común: muchísimos problemas con mecanismo de bombeo. «Los productores usan mecanismos que sobre explotan el acuífero, cuando se podrían estar extrayendo de manera tranquila, de lo más arriba posible para sacar agua de mejor calidad, y sin embargo utilizan motobombas de gran capacidad que saca agua de mala calidad, cuando tienen agua buena arriba del acuífero».

Y agregó: «eso, que parece un detalle burdo, es lo que sucedió en grupos de productores medianos y grandes; no pasa por la escala sino por un desconocimiento de cómo utilizar nuestros recursos naturales».

Uso eficiente

El método de trabajo de Basán Nickisch consiste en visitar establecimientos, hablar con los dueños y los encargados y, en base a lo realizado, proponer mejoras para obtener un manejo sustentable de los recursos hídricos, con la premisa de obtener cantidad y calidad de agua para los animales. «Es la manera que propongo que vean que no hay recetas únicas sino que hay protocolos básicos en función de los diferentes ambientes para manejar nuestros recursos naturales».

En el área de la Laguna La Loca, que se secó a raíz de la sequía, «el agua está a muy poca profundidad» y se consigue de excelente calidad para ganadería vacuna «a los dos metros o tres». En cambio: «si te vas a los 8 metros para sacar mucho en poco tiempo, decae totalmente la calidad; hay cantidad, pero no te sirve».

En la misma zona, relató un caso práctico. El de un productor que «si bien utilizaba un mecanismo no apropiado, como la motobomba, él lo iba rotando en distintas perforaciones para que no se produzca la sobreexplotación, evitando que empeore la calidad del agua». Este sistema ya lo había implementado en 2008/9, cuando se produjo la gran sequía, «y no se le murió ningún animal; ni tampoco ahora». La anécdota se completó con el dato del vecino, que «como no hacía el recambio en las perforaciones, los animales se le morían». Y sintetizó: «muchas veces lo que sucede no es que no hay agua, sino que no se sabe cómo utilizarla».

Se deduce, por lo tanto, que la desesperación lleva a empeorar las cosas. «Ahora, en plena crisis, cuando se están muriendo animales, muchas veces es porque se usa mal el recurso subterráneo; a veces se sobreexplota sin necesidad, se bombea mal sobreexigiendo el acuífero y saca mala calidad química», advirtió.

Informarse y prevenir

El profesional admitió que queda mucho por difundir y transferir: «es importantísimo que los productores y las familias conozcan cómo se deben manejar los recursos». Y, ante todo, saber que «no hay recetas únicas, sino que hay protocolos básicos en función de los diferentes ambientes para manejar nuestros recursos naturales».

Además propone que la inversiones «deben hacerse en épocas normales, no durante la sequía». Y «hay que hacerlas», porque cuando sobreviene una crisis como la actual «es por falta de inversión» o por desconocimiento. «Muchos productores te dicen ‘yo no sabía que existía esta tecnología'».

Y no se trata de un hecho inédito, sino que hay antecedentes cercanos en el tiempo, como la sequía de 2008/9. «Son los famosos ciclos hidrológicos críticos que ocurren y que si no se aprovechan las épocas normales se sufren perjuicios», apuntó Basán Nickisch. Y añadió que, además de hacer la obra, «hay que mantenerla en el tiempo, eso es importantísimo».

Finalmente, tras aclarar que las tecnologías deben instrumentarse según el régimen pluvial de cada lugar y las características de los ambiente, indicó: «todos los productores que lo han hecho no tuvieron problemas en estos períodos».

Habiendo recorrido la región, otras provincias y más allá de las fronteras, el experto sostuvo que «no es una situación local, ni de los argentinos, sino que se da en todos lados: el mensaje prende en la crisis, cuando la situación se normaliza hay otras urgencias».