Según un relevamiento de los especialistas de la Guía Estratégica para el Agro, «Prácticamente paralizados, crecen muy poco”, advierten en Bigand. Tan solo la mitad de los lotes de la región se encuentra macollando, mientras que el año pasado el 75% se encontraba en esta etapa. El 5% está aún emergiendo. La mayoría de esos cuadros en los que todavía el trigo lucha por salir a la superficie se ubican en el noreste bonaerense. Y el 45% de la región está emitiendo hojas. En Carlos Pellegrini señalan: “si bien el crecimiento se encuentra estancado, el cultivo está acumulando horas de frío para tener una buena producción de macollos, si es que las lluvias aparecen”, resaltan.
Sequía: la mitad de Buenos Aires ya está en rojo
La falta de agua sigue expandiéndose sobre el norte, el centro y el bonaerense, algo que no se veía en los últimos quince años. ¿Porque está sucediendo esto? Aunque llama la atención la falta de agua desde junio, el problema viene de antes y es el otoño seco y el exigente verano pasado. El otoño del 2022 le debe al 60% del territorio bonaerense entre 100 y 200 mm respecto a lo que sucedía un año atrás. Lo único bueno es que en sur bonaerense el otoño dejó 60 a 100 mm más.
“Los pronósticos no muestran precipitaciones significativas para los próximos días. Probablemente, este sea el escenario que se mantendrá por el resto de julio. Las condiciones previstas dificultan que se pueda recuperar, aunque sea en parte, el déficit arrastrado durante el último bimestre”, explica el Dr. Aiello. Y a largo plazo, no se contaría con la mejoría que se espera: “a escala global las proyecciones de los modelos indican una disminución del enfriamiento del Pacífico Ecuatorial Central entre julio y septiembre, aunque la Niña prácticamente no tiene efecto sobre las lluvias de invierno en Argentina. Pero esos mismos modelos proyectan con una probabilidad cercana al 70% un aumento del enfriamiento a partir de septiembre, mes clave para la siembra maicera”, explica el consultor Elorrriaga.