Nerviosismo en Brasil por un eventual escenario de falta de disponibilidad interna de fertilizantes en el nuevo contexto geopolítico

En el sector agropecuario brasileño existe una gran incertidumbre sobre la disponibilidad interna de fertilizantes que habrá en la próxima campaña de siembra 2022/23 ante la crisis generada por el conflicto ruso-ucraniano.

Cerca del 80% de los fertilizantes y las materias primas para elaborarlos que consume Brasil anualmente provienen del exterior y Rusia es uno de sus principales proveedores.

En el nuevo contexto, en el cual las compañías rusas no pueden realizar o recibir transferencias bancarias al haber sido desconectadas de la plataforma internacional SWIFT, la cuestión se torna extremadamente incierta para el agro brasileño.

“Todavía no estamos seguros del impacto; todo dependerá de la evolución del conflicto, pero no hay por qué entrar en pánico”, aseguró la ministra de Agricultura brasileña, Tereza Cristina, al ser consultada sobre el tema.

“Hemos estado buscando alternativas si eso ocurre y estamos debatiendo soluciones, además del plan nacional de fertilizantes que venimos discutiendo desde 2020”, añadió en declaraciones realizadas al medio brasileño G1.

A comienzos del pasado mes de febrero Tereza Cristina anunció que el grupo ruso Acron había cerrado la compra de la Unidad de Fertilizantes Nitrogenados (UFN3) de la compañía estatal Petrobras. Con esa operación, el gobierno brasileño “mató dos pájaros de un tiro”, porque, por un lado, se asegura la puesta en marcha de una planta industrial que no estaba operativa para incrementar la producción nacional de urea, mientras que, por otro, como el grupo Acron produce también fertilizantes fosforados, refuerza la disponibilidad interna de ese recurso crítico por medio de la importación del mismo desde Rusia. Dos semanas después, la ministra viajó en misión oficial a Irán para buscar un nuevo oferente de fertilizantes nitrogenados.

Las condiciones ambientales presentes en las diferentes regiones productivas brasileñas hacen que los cultivos de soja requieran ser fertilizados con grandes cantidades de fósforo y potasio, mientras que el maíz y el trigo necesitan montos significativos de nitrógeno.

En el nuevo contexto geopolítico, el debate para reanudar la instalación de fábricas brasileñas de fertilizantes volvió al escenario, dado que, si bien no sería eficiente en términos económicos, aseguraría la disponibilidad del insumo crítico para el agro y, por extensión, la economía brasileña.