La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (Cair) elaboró un informe con los principales datos del mercado en el último semestre. Con ventas a la baja por múltiples factores, los alquileres mantuvieron una buena demanda. Sin embargo, el dato saliente son los precios de los campos.
En primer lugar, entre los actores económicos que afectaron al mercado, la Cair destacó a la inflación, las restricciones en el mercado cambiario, la incertidumbre sobre las negociaciones del Gobierno con el FMI (2021 terminó con más dudas que certezas), la falta de ajuste del gasto público, las condiciones desfavorables para crear empleo genuino, las retenciones y políticas como el impuesto a las grandes fortunas.
Por otro lado, la entidad subrayó que las elecciones de medio término del año pasado tambien tuvieron su impacto en el mercado inmobiliario rural, al tiempo que la pandemia de coronavirus siguió afectando al funcionamiento de la actividad económica en general.
La compra-venta de campos
“La actividad inmobiliaria rural disminuyó un 31% en forma interanual. La importante caída de los meses de noviembre y diciembre incidió fuertemente, y en forma negativa, en el último semestre”, precisó el informe.
Además, agregó que el clima pre-electoral “agudizó la incertidumbre política y económica” en el corto y mediano plazo, llevando la actividad a “un mínimo histórico” desde que se computa el InCAIR.
“Sumado a esto, la elevada carga impositiva, incluido el incremento de retenciones a las exportaciones, las restricciones a la comercialización de carne, la inseguridad jurídica ante la toma de tierras, entre otras cuestiones, actuaron como ralentizador en la decisión de compra para una demanda muy selectiva y cautelosa, enfocada principalmente en campos agrícolas”, sumó.
Por otro lado, Cair apuntó que “la complejidad para operar en dólares, cepo mediante, resultó un obstáculo difícil de superar para la concreción de las operaciones”, aunque resaltó que la oferta de campos fue sostenida.
Asimismo, remarcó: “Es escasísima la oferta de campos agrícolas de calidad, requerida por la mayoría de los inversores, predominando en la cartera de negocios los campos de aptitud mixta y/o ganaderos, resultando muy trabajoso concretar operaciones en este segmento”.
En tanto, el volumen de operaciones concretadas durante este semestre fue “escaso”, con inversiones que no sobrepasan los U$s 3,5/4 millones.
Alquileres y arrendamientos
La Cámara ponderó que este rubro mostró una demanda muy firme durante todo el año. “Para el caso de los alquileres agrícolas –indicó-, los cierres de operaciones fueron muy rápidos, incluso en valores del orden de un 10% a 15% en producto por encima de la campaña anterior, con una demanda que quedó insatisfecha”.
A su vez, describió que los alquileres por campos ganaderos, especialmente en la zona centro del país, se concretaron “de manera inmediata”, también con incrementos de hasta un 10% en producto, llegando a valores que, en algunos casos, quedaban por encima de los resultados de la actividad. “Los campos de zonas marginales fueron más difíciles de ubicar”, abundó.
Y amplió: “Se observa que en los alquileres ganaderos el inversor se vuelca al mercado de la carne y no en tierras”.
Los precios de los campos argentinos
El documento de Cair expresó que en Argentina sigue intacta la posibilidad de producir alimentos para abastecer diversos mercados externos que los demandan. “Argentina tiene el potencial y la capacidad para hacerlo”, afirmó.
De todas formas, admitió que la actividad productiva “transita por grandes dificultades, generadas por decisiones erróneas en políticas para el sector tomadas a lo largo de los últimos años, llegando incluso, a perder mercados y desalentar inversiones a largo plazo”.
Y, como consecuencia, los valores del campo argentino se vieron afectados. En torno a eso, Cair aseguró: “Mientras el mundo va en un sentido, nosotros fuimos en el contrario. En Argentina, el valor de la tierra productiva ha bajado mientras que en otros países se ha afirmado”.
Puntualmente, en la Zona Núcleo (ubicada en el norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba), donde están los suelos de mayor potencial, los campos tienen un valor aproximado de entre 13.500 y 15.000 dólares la hectárea.
En paralelo, en el Cinturón Maicero de Estados Unidos (Iowa, Illinois, Indiana, por ejemplo), con la misma calidad de tierra, potencial y recursos hídricos, el valor oscila entre 27.000 y 30.000 dólares por hectárea, lo que representa una brecha del 100%.