Desde mediados del 2020, el mercado de commodities agrícolas ha presentado un rally alcista de cotizaciones a causa de ajustados balances de Oferta y Demanda a nivel internacional y de expectativas de cuellos de botella en el abastecimiento del mercado mundial de granos. En lo que va del 2022 esta tendencia continúa mostrando impulso, ante una oferta global que encuentra nuevamente el desafío de cubrir las provisiones necesarias del mercado alimenticio y energético global.
Sudamérica cumple un rol fundamental en este esquema como productor de cereales y oleaginosas. No obstante, las expectativas en cuanto a las campañas de los países que conforman el sur del continente americano se encuentran lejos de las proyecciones iniciales, a causa del déficit de lluvias que se dio entre diciembre de 2021 y enero de 2022. Las estimaciones de las cosechas de soja de Argentina, Brasil y Paraguay, afectadas severamente por la sequía de esta temporada “Niña”, se ubicaron por debajo de los tonelajes que se esperaban hace tan solo dos meses atrás.
Por el lado de nuestro país, según las estimaciones de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicadas el jueves, la campaña 2021/22 alcanzaría las 40,5 Mt, resultando en una reducción del 10% frente a la cosecha pasada. Si bien dicho volumen implicó una mejora de 500.000 toneladas frente a la proyección de enero, lo que suceda en las próximas semanas será determinante en tanto el cultivo atraviesa su fase crítica de definición de rindes. Sin embargo, los pronósticos indican al menos dos semanas de sequías para buena parte de la región centro, generando incertidumbre sobre los resultados productivos que se obtendrán en este ciclo y, para peor, el International Research Institute for Climate and Society (IRI) de la Universidad de Columbia ha revisado en alza esta semana la probabilidad que los efectos climáticos globales generados por el evento Niña perduren en marzo, ya que sería más gradual la reversión a una condición ENSO neutral.
Por el lado de Brasil, el panorama refleja una clara disminución productiva, con epicentro en los Estados del sur. Según los datos publicados ayer por la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (CONAB), se esperan que en esta campaña se cosechen 125,3 Mt en el país vecino. Es decir, la reducción sería del orden de las 10 Mt o del 7,8% con relación a la campaña previa donde se abasteció al mundo con cerca de 135,9 Mt. Si bien algunos de los principales consultores habían proyectado una cosecha inferior a las 130 Mt, esta reafirmación de los recortes productivos impactó en el mercado debido a que en la jornada previa el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) había estimado una producción de 134 Mt para nuestro país vecino. Es decir, casi 9 Mt de diferencia entre ambos organismos. Asimismo, la diferencia entre los volúmenes asignados a las exportaciones de poroto es de 10 Mt, dado que el USDA estimó envíos brasileños al exterior por 90,5 Mt, mientras que la CONAB publicó 80,1 Mt de exportaciones de porotos de soja en la campaña 2021/22.
Finalmente, la producción de soja en Paraguay también ha sido afectada por la sequía en este nuevo ciclo comercial. Este país, que se encuentra entre los 10 principales exportadores de la oleaginosa y es un proveedor clave para la industria aceitera argentina, presenta una estimación para la campaña 2021/22, según los datos del USDA de 6,3 Mt, muy por detrás de las 9,9 Mt que se generaron durante la cosecha previa. Asimismo, la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (CAPECO) informó que sus estimaciones productivas rondan las 4 Mt, resultando el menor registro desde la cosecha 2008/09 cuando se levantaron 3,6 Mt. Al mismo tiempo, la estimación de rindes para nuestro país vecino es de 1.250 kg/ha, resultando en la menor productividad desde el comienzo de su serie histórica que data de la campaña 1996/97.
Estos guarismos resultan en un panorama difícil para el mercado de la oleaginosa, ya que Brasil y Argentina son 2 actores claves en el comercio internacional, representando al principal exportador de poroto y al mayor exportador de subproductos de la soja, respectivamente. Con ello, la demanda internacional deberá volcarse sobre otros destinos con el fin de abastecerse y, el principal candidato para ello es EE. UU. De hecho, las ventas externas norteamericanas ya se han hecho eco de la situación de las oleaginosas sudamericanas y, el ritmo de compromisos de dicho país se ha acelerado en las últimas semanas. Para esta altura del año, las ventas estadounidenses para esta campaña suponen el tercer mayor registro histórico en términos absolutos, totalizando unas 46,8 Mt, sólo por detrás de las 51,7 Mt del ciclo 2016/17 y las 59,6 Mt del récord de 2020/21. Además, se debe destacar que en la última semana se han anunciado ventas al exterior superiores al millón de toneladas para la cosecha 2022/23, mientras que se habría comprado cerca de medio millón de toneladas de la corriente campaña comercial 2021/22.
Por otra parte, las estimaciones de producción 2021/22 de maíz para Argentina y Brasil encontraron una mayor estabilidad respecto al mes anterior, los números de las consultoras sudamericanas también quedaron por debajo de las proyecciones publicadas por el USDA a mediados de esta semana.
Por el lado de Argentina, GEA mantuvo sin cambios el tonelaje proyectado en 48 Mt, volumen 4 Mt inferior al de la campaña previa, al tiempo que el USDA informó 54 Mt, superando a las 51,5 Mt del ciclo pasado y resultando así en un récord histórico para nuestro país. Se registra también una desavenencia entre las proyecciones de exportación, puesto que desde el Departamento de Estudios Económicos de la BCR estimamos envíos al exterior por 33,5 Mt para el período 2021/22, mientras que el USDA se ubica en 39 Mt. La relevancia de este diferencial radica en que implicaría una disminución del 2,7% en el comercio internacional del cereal.
En sintonía con lo anterior, los datos relevados para Brasil también presentan desacuerdos, principalmente en los registros esperados para las exportaciones de nuestro país vecino. En este sentido, la CONAB el jueves informó que los envíos al exterior de granos amarillos totalizarían unas 35 Mt, cuando el día previo el USDA presentaría estimaciones de 43 Mt, es decir 8 Mt más. Si bien la diferencia que se encuentra al comprar los datos de producción es menor a las 2 Mt (114 Mt del USDA y 112,3 Mt de la CONAB), el volumen del comercio difiere en el equivalente al 3,9% de las exportaciones mundiales que informa el organismo norteamericano. Sin embargo, debe destacarse para este nuevo ciclo (2021/22) se espera que la producción brasileña crezca en casi 16 Mt respecto a la cosecha 2020/21, lo cual lo cual le posibilitaría exportar unas 15 Mt más a nuestro país vecino.
En caso de efectivizarse estas disminuciones en las estimaciones de ambos países, el nivel de exportaciones del maíz del ciclo 2021/22, según los datos del USDA, debería caer un 6,6%, es decir en 13,5 Mt.
De ser así, Brasil recuperaría el segundo lugar en el ranking de exportadores mundiales de maíz que perdió en manos de Argentina en la campaña 2019/20, pasando luego al cuarto puesto por detrás de Ucrania en la 2020/21. Si bien las mejoras productivas que se dieron a lo largo y ancho del mundo permitirían sostener la tendencia alcista del comercio global, el partido en Sudamérica ingresa en su etapa final y la incertidumbre se maximiza, tal como lo reflejan los precios internacionales.