Cuando faltan varias semanas para el inicio de la siembra de trigo 2022/23 en la Argentina, los exportadores están urgidos por aprovechar el “mini cupo” de exportación de 2,0 millones de toneladas habilitado por el gobierno nacional.
Este lunes tres compañías registraron exportaciones de trigo 2022/23 por un volumen colosal de 700.000 toneladas, de las cuales 600.000 corresponde a Cargill Argentina.
Con las registraciones realizadas hoy, ya se declararon embarques de trigo 2022/23 por 1,37 millones de tonelada, una cifra insólita si se considera que la siembra del cereal comienza en abril próximo.
El valor FOB oficial fijado por el Ministerio de Agricultura para el trigo con embarque a partir de diciembre de 2022 es de 293 u$s/tonelada, una cifra que podría resultar una “ganga” si finalmente si se extiende por otra campaña más el “incendio” presente en el mercado internacional del cereal.
Más allá de cuál sea el caso, al gobierno argentino le conviene porque, gracias al mecanismo de las “retenciones anticipadas”, el Estado nacional percibe por adelantado el 90% del derecho de exportación del 12% aplicado sobre el valor FOB fijado al momento de registrar la operación.
El valor del contrato Trigo Rosario Diciembre 2022 del Matba Rofex, correspondiente a la cosecha 2022/23, cerró este lunes en 236,4 u$s/tonelada con una ganancia intradiaria de 5,4 u$s/tonelada. Se trata de un precio que se corresponde con el FOB oficial fijado para esa posición.
Mientras tanto, el registro de exportación de trigo 2021/22 permanece virtualmente cerrado con un cupo de exportación de 14,5 millones de toneladas y declaraciones por 13,4 millones de toneladas que ya cubrieron el “margen de seguridad” de la cuota.
La normativa vigente desde fines del año pasado determina que cuando el cupo autorizado de exportación de cereales alcanza el 90% la única manera de seguir registrando embarques es por medio del DJVE-30, lo que implica que las empresas tienen apenas 30 días entre el registro de la operación y la efectivización del embarque.
La cuestión es que las grandes compañías exportadoras suelen emplear el DJVE-360, que establece casi un año de plazo entre el registro y el embarque, porque requieren plazos extensos para coordinar la compleja logística agroindustrial, que depende de factores comerciales, regulatorios, climáticos y hasta geopolíticos.
La operatoria DJVE-30 suele ser utilizada por empresas medianas que exportan pequeñas cantidades de grano por vía terrestre a países limítrofes, pues, obviamente, la complejidad de cargar algunos camiones es bastante menor que las tareas necesarias para completar un buque y coordinar el flete para llegue a destino varias semanas después.