Luego de bajar en las dos primeras ruedas de la semana, el precio de la soja logró hoy un repunte del 2% en la Bolsa de Chicago, donde el ajuste de la posición mayo saltó de 435,60 a 444,42 dólares por tonelada. El nuevo valor implicó una mejora del 6% en la comparación con los 419,15 dólares vigentes el 27 del mes pasado, cuando dicho contrato marcó su punto más bajo y cuando la oleaginosa registró un mínimo desde principios de noviembre de 2020.
El cierre positivo se sustentó en las subas de la harina y del aceite de soja en la plaza estadounidense. En efecto, la posición mayo de ambos productos sumó un 2,4 y un 1,8%, al pasar de 368,05 a 377,53 y de 1061,29 a 1080,25 dólares por tonelada, respectivamente.
Y entre los fundamentos que posibilitaron las subas descriptas se ubicó la Argentina y más específicamente la calma comercial que registra el ciclo 2023/2024, con un bajo nivel de ventas por parte de los productores, tanto por las complicaciones cambiarias que siguen restringiendo las operaciones forward –el grueso se sigue pesificando según el dólar Banco Nación–, como por precios locales que continúan lejos de las expectativas y por la incertidumbre económica y política vigente en el país.
Según informó ayer la Secretaría de Agricultura de la Nación, con datos al 13 de marzo, la industria y la exportación adquirieron 9.541.600 toneladas de soja 2023/2024, un volumen que representa el 19,1% de los 50 millones de toneladas proyectados como cosecha por la Bolsa de Comercio de Rosario o el 18,2% de los 52,50 millones de toneladas previstos por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En ambos casos, por debajo del 24,5% marcado para este mismo momento del año en las campañas 2021/2022 y 2020/2021.
Para los operadores de Chicago, y en particular para los administradores de los grandes fondos de inversión que a diario protagonizan los movimientos de precios, el atraso comercial que hoy se vive en la Argentina, país que lidera la provisión mundial de harina y de aceite de soja, resultó una excusa perfecta para concretar “compras de oportunidad”, sobre todo en momentos en los que estos jugadores conservan una posición vendida muy importante que necesitarían ir achicando de cara al inicio de la etapa de siembra de granos gruesos 2024/2025 en Estados Unidos que arranca durante el mes próximo y que será la puerta de entrada al volátil mercado climático estadounidense, que usualmente se extiende de mayo a septiembre.
Y en cuanto a la nueva campaña agrícola en Estados Unidos, en la que se prevé un incremento del área sembrada con soja respecto del ciclo anterior, hoy falta humedad en el medio-oeste, que es la zona núcleo para la producción de granos gruesos. En la espera de que mañana el Departamento de Agricultura estadounidense actualice sus datos semanales de monitoreo de la sequía, un 33% de la superficie que se destinaría a la soja experimenta condiciones de sequía, un dato superior al 23% vigente un año atrás.
Hoy también brindó argumentos alcistas la apreciación del real contra el dólar, que volvió a ubicar la paridad entre ambas monedas debajo de la marca de los 5 reales por dólar. Esto le resta estímulo vendedor a los productores brasileños y competitividad a las exportaciones del país sudamericano, que ya levantó el 61,9% del área apta y que espera terminar la campaña 2023/2024 con una producción de 146,86 millones de toneladas, según la última estimación de la Compañía Nacional de Abastecimiento, dependiente del Ministerio de Desarrollo Agrario de Brasil.
Mercado local
Las subas externas tuvieron un correlato parcial en nivel local, donde las pizarras del Matba Rofex reflejaron alzas de US$3,50 para los contratos abril y mayo, que terminaron la rueda con ajustes de 291 y de 293,50 dólares por tonelada.
Menos alentador fue el panorama en el mercado físico, donde las ofertas de las fábricas y de los exportadores apenas subieron de 258.000 a 260.000 pesos por tonelada para la zona del Gran Rosario, donde el nivel de actividad fue mínimo. Por grano con entrega en mayo las propuestas se mantuvieron entre 289 y 291 dólares por tonelada.
A los condicionantes que ya atraviesa la comercialización de soja argentina ahora se agregaron los excesos de humedad y las tormentas violentas en diversas zonas del país que pusieron a la defensiva a los productores, que no quieren comprometer mercadería que todavía no tienen garantía de poder levantar en tiempo y en forma.