El primer semestre Argentina acumuló récord en importaciones de soja, como consecuencia de la extensa sequía que afectó al sector agrícola. Ahora la economía se encuentra en una fuerte encrucijada, ya que mientras la industria aceitera demanda sostener e incluso incrementar ese volumen para mantener en funcionamiento la actividad, los planes del gobierno nacional son ajustar cada vez más las importaciones para cuidar hasta el último dólar. Una prueba de ello fueron las medidas económicas anunciadas este fin de semana.
Entre enero y junio de este año, se importaron 6,1 Millones de Toneladas (MT) de soja, cifra récord para un semestre y que quedó al límite de superar el récord registrado en todo el año 2018, cuando se importaron 6,4 MT. Desde ese entonces, las importaciones, en mayor medida de origen paraguayo y brasileño, tuvieron un desempeño decreciente, hasta la irrupción de la sequía y la configuración de este nuevo escenario.
Pero los millones de toneladas provenientes del exterior no lograron compensar la mala cosecha y esto tuvo impacto directo en la industria aceitera. Es que el sector está en condiciones de procesar unas 70 millones de toneladas, una cifra inalcanzable en este momento, incluso con el récord importador que lleva la economía en este semestre. A este panorama hay que sumarle que en agosto el stock de cosecha paraguaya comenzará a reducirse.
Números récord
Según el último informe de la Bolsa de Comercio Rosario (BCR) la gran sequía de la campaña 2022/23 redujo la cosecha de soja un 52,6% interanual a 20,0 Mt. Durante el primer semestre de 2023 las importaciones acumuladas crecieron y se triplicaron en comparación con el mismo semestre de 2022, consolidándose como el más alto en importaciones de soja de la historia.
Más allá de los registros semestrales, los 6,1 Mt. importadas hasta junio, quedaron al filo del récord histórico anual de compras al exterior, que fue en 2018 cuando ingresaron 6,4 Mt. Durante este año, el volumen proveniente del exterior dio un salto entre febrero y marzo, cuando pasó de casi 400.000 toneladas a 1,4 millones. Se mantuvo en ese nivel durante abril y mayo y en junio llegó casi a 1,7 millones de toneladas.
En cuanto al origen de las importaciones argentinas de soja, se observa que durante el primer semestre de 2023 la mayor parte de las mismas provienen de Paraguay, como ha sido históricamente. No obstante, Brasil muestra un notable incremento como origen de las importaciones, ya que del 2% al 10% que representó entre 2016 y 2022, hoy su participación crece al 44% del total. Solamente en junio, Argentina importó 1,1 Mt de Brasil.
Actividad en suspenso
Desde la Bolsa de Comercio advirtieron que a pesar del ingreso récord de soja desde el exterior, el procesamiento de oleaginosa acumulada llegó a 14,3 Mt. y quedó muy cerca del mínimo de los últimos 15 años. “Así, la molienda de soja se evidencia como la más baja desde 2009, lo que demuestra que la histórica sequía impactó de lleno en la principal industria exportadora del país”, señalaron desde la entidad comercial.
Al respecto, en diálogo con El Ciudadano, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), Gustavo Idígoras, analizó: “Las toneladas ingresadas, en medio de una sequía que nos hizo perder 30 Mt. es un paliativo, las plantas están con una capacidad ociosa de entre el 50% y el 60% dependiendo la semana”.
A su vez, explicó que difícilmente la situación pueda revertirse en el corto plazo, ya que la cosecha paraguaya comenzará a reducirse desde agosto en adelante y en consecuencia también los stocks disponibles para ingresar en el mercado local.
En relación al mercado interno, calculó: “Queda muy poco volumen, se calcula que alrededor de 8Mt. así que estamos haciendo un enorme esfuerzo para evitar cerrar las plantas, pese a que estamos trabajando a pérdida. La oferta de granos en Argentina no se va a normalizar hasta abril o mayo de 2024, por lo tanto los próximos meses tendrán los peores registros históricos en materia de molienda, exportación y trabajo”.
La situación colisiona además con las restricciones que tiene el comercio exterior para efectuar pagos al exterior. Es que mientras el sector industrial necesita del ingreso de granos para sostener la actividad, el gobierno nacional acota cada vez más el margen para los importadores ante la alarmante escasez de divisas que sufre el Banco Central.
En ese sentido, Idígoras detalló: “Hay una norma del Banco Central del mes de abril que implica que no podemos pagar las importaciones en forma directa a través del Mercado Único y Libre de Cambios, por lo tanto tenemos que pagarlas con la cobranza de exportaciones de subproductos que procesamos. Así que además los importadores deben esperar más tiempo para recibir su cobro de las exportaciones temporales”.
El panorama no viene para nada fácil. El efecto de la sequía comienza a calar hondo en la economía nacional y en una de las actividades centrales, con agregado de valor, que históricamente fue generadora de divisas pero que ahora también las demanda, en medio de las urgencias que acechan al gobierno por las reservas del Central.