La estabilidad climática durante la última semana posibilitó el avance de la cosecha del trigo en forma constante y con buen ritmo en el centro norte santafesino. Luego, con las lluvias, las trilladoras debieron suspender el trabajo a causa de la falta de piso, indicó en su resporte semanal el Sistema de Estimaciones Agrícolas (SEA) que difunde la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
«En algunos lotes más húmedos quedaron huellas de las maquinarias y algunos sectores encharcados. De acuerdo a la evolución de las características climáticas y los porcentajes de humedad de los granos, se reanudó parcial o totalmente la recolección, en los distintos departamentos del SEA».
Los rendimientos promedios obtenidos reflejaron el impacto de las lluvias heterogéneas, irregulares o variables durante el ciclo de cultivo. En el norte del área (departamentos Nueve de Julio, Vera y General Obligado) con valores mínimos de 7 – 10 qq/ha, máximos entre los 23 – 25 qq/ha y lotes puntuales de 40 qq/ha. En una parte del centro, delimitada por los departamentos San Cristóbal, San Justo, San Javier y Garay, con valores mínimos de 8 – 11 qq/ha , máximos entre los 23 – 25 qq/ha y lotes puntuales de 40 qq/ha. Mientras en los departamentos Castellanos, Las Colonias y La Capital, con valores mínimos de 10 – 12 qq/ha, máximos entre los 30 – 34 qq/ha y lotes puntuales de 50 qq/ha. En el sur (departamentos San Martín y San Jerónimo), con valores mínimos de 15 – 18 qq/ha, máximos entre los 35 – 38 qq/ha y lotes puntuales de 52 qq/ha. El 40 % de los trigales se encontró en estado bueno, con algunas parcelas muy buenas, un 35 % regular y un 25 % malo.
«Hasta la fecha, no se detectaron plagas ni enfermedades de importancia en los mismos, pero sí la presencia de malezas que dificultarían el proceso de recolección», advierte el SEA. Y agregó que nuevamente «se observó un considerable número de aves, palomas y cotorras, que dañaron los granos de los cultivares que se encontraban en su etapa final de evolución».
Sobre el estado de la campaña de girasol, el reporte indica que las regulares precipitaciones semanales ayudaron, mantuvieron y mejoraron los estados, bueno a muy bueno, de los cultivares. «Un bajo porcentaje de los mismos fue afectado por la falta de humedad en los perfiles de los suelos en el inicio del ciclo y además, influyó la falta de oportunas fertilizaciones, por lo que no se recuperaron», añade.
También alerta el SEA que «las futuras condiciones ambientales, posibles y abundantes precipitaciones, días nublados, afectarían el desarrollo de la oleaginosa en etapa de floración, por lavado directo del polen como así también el trabajo de los polinizadores, principalmente, abejas».
En cuanto a los maíces de primera, se encontraron lotes en estado bueno a muy bueno y con cultivares excelentes, que aprovecharon los abundantes contenidos de humedad en los suelos.
En el área de estudio se observaron dos zonas bien diferenciadas. En el noreste del SEA, las implantaciones se realizaron en la ventana óptima de siembra y fueron beneficiadas por las lluvias, el cereal prosiguió su normal desarrollo de las etapas fenológicas, propias de cada parcela. Mientras en el resto de la superficie de estudio, las escasas a nulas disponibilidades de agua útil en la cama de siembra, obligaron a un corrimiento o desfasaje de 25 a 30 días de la fecha ideal, principalmente en el área de influencia de las cuencas lecheras.
En la superficie total del área de estudio del centro norte santafesino, constituida por los departamentos Nueve de Julio, Vera, General Obligado, San Cristóbal, San Justo, San Javier, Garay, Castellanos, Las Colonias, La Capital, San Martín y San Jerónimo, la disponibilidad de agua útil en los primeros 20 cm de los suelos, se encontró con diferentes realidades, regular en localidades puntuales y de escasa a nula en otras, como consecuencia de la distribución heterogénea e irregulares montos de las precipitaciones registradas, con síntomas de recuperación de la humedad en la cama de siembra, principalmente en el centro y sur del SEA.
La dinámica de los escenarios ambientales, las particularidades zonales y los múltiples factores actuantes, condicionaron o regularon la toma de decisiones finales, ante los futuros escenarios climáticos y de logística, para la campaña de cosecha gruesa 2023 – 2024.