El ministro de Agricultura, Julián Domínguez , se reunió ayer con los representantes de las diferentes semilleros que trabajan en el país para avanzar en un proyecto que impulse el cobro a los productores por el uso de semillas de soja y de trigo.
En la reunión, que también participó Obdulio San Martín, presidente del Instituto Nacional de Semillas (INASE), se expuso que Argentina está perdiendo terreno en rendimiento en relación a sus principales competidores ya que las empresas no invierten en ambos cultivos por no poder capturar el valor de la tecnología.
Según datos de la industria semillera, en Argentina alrededor del 35% del mercado de soja es legal: 17% de semilla fiscalizada y 18% de uso propio. Mientras que en Brasil, ese porcentaje alcanza el 70%, en Estados Unidos, un 95%, y en Uruguay, un 100%. En tanto, el mercado de trigo argentino, en ambos casos, alcanza un 40%.
«Lo que se está discutiendo es el uso propio indiscrimando de la semilla que hay», apuntó una fuente consultada por Clarín Rural que estuvo en el encuentro.
«Argentina necesita una nueva ley de semillas que nos ponga al ritmo de los países de la región», había dicho Domínguez a fines de marzo de este año en el Encuentro Anual del Comité de los Bajos Submeridionales, anticipando lo que fue el encuentro de esta tarde en el Ministerio de Agricultura con la industria semillera. No fue la única vez que se pronunció su pedido en público, lo hizo también en eventos técnicos del sector.
Pero sin consenso para impulsar la actualización de dicha ley -que data de 1973- en el Congreso, desde el Gobierno y la industria semillera buscan lograr un acuerdo para impulsar el cobro de regalías. Trascendió que se podría cobrar al productor cada vez que entregue la producción a acopios o a la exportación, para luego, se pueda transferirle las regalías a los obtentores (semilleros). Pero, por el momento, no hay definiciones oficiales al respecto.
Recientemente, las empresas lanzaron el programa Sembrá Evolución, un nuevo modelo de negocios para que los productores tengan acceso a todas las variedades de soja que incorporan tecnología Enlist, que resiste a los herbicidas glifosato, glufosinato de amonio y 2,4-D.
Cabe recordar que ante la falta de incentivos, la multinacional Bayer redireccionó sus inversiones.y decidió cerrar el negocio de soja en Argentina hace un año.