Drenaje: cuánto cuesta por hectárea y cómo es la técnica que le permitió a Estados Unidos ser un líder agrícola a nivel mundial

La Fundación Producir Conservando retomó (luego de dos años) la habitual gira anual que realiza con socios de la institución a Estados Unidos.

Este fue el viaje número 30 y como no podía ser de otra manera, estuvo lleno de reuniones, visitas a campo y momentos de intercambio entre el grupo de 15 y productores, técnicos, extensionistas y/o profesores.

El viaje se inició unto a Bob Nielsen y Jim Camberato (profesores de la Universidad de Purdue) visitando uno de los campos experimentales de la Universidad, al sur de Indianápolis.

Allí, los socios de la Fundación Producir Conservando (FPC) pudieron observar diferentes ensayos de nutrición, densidad, espaciamiento entre hileras y rotación tanto para maíz como para soja.

Drenaje de suelos en Estados Unidos

«El encargado del campo nos llevó a ver un ensayo de distanciamiento de drenajes (tile drainage) y nos comentó los pros y contras de la técnica que le permitió a varios estados americanos transformar una cantidad enorme de hectáreas improductivas, por mal drenaje de sus suelos, en superficie muy apta para la agricultura de máximos rindes», recordó uno de los organizadores.

El drenaje de suelos agrícolas en el Cinturón Maicero Americano fue uno de los temas que más impactó a los asistentes del viaje de capacitación anual para socios de FPC.

En este sentido, los socios de la FPC visitaron a dos productores del centro oeste de Ohio. Andy Heath primero, productor de maíz y soja típico de la zona, y luego a Seth y Korie Slemmons, que además de producir soja y maiz, principalmente en directa, tienen una empresa que instala sistemas de drenaje para mejorar la capacidad productiva de lotes pobremente drenados.

«Uno de los temas más impactantes del viaje de capacitación que realizamos este año por el medio oeste de los Estados Unidos, fue el sistema de drenaje sub superficial que tienen instalado en un gran porcentaje de la superficie sembrable. Tuvimos la oportunidad de visitar un productor agrícola típico del centro oeste de Ohio, que a su vez tiene una empresa dedicada a la instalación de estos sistemas de drenaje», destacó la FPC.

La historia de la instalación de drenajes en los suelos en los EEUU se inició en 1838 cuando John Johnston trajo la tecnología de su país natal, Escocia. Con el correr de los años la práctica fue cada vez más popular y hace aproximadamente 150 años (1870) el gobierno de los EEUU decidió llevar a cabo un plan para drenar los lotes que naturalmente tienen deficiencias de drenaje para aumentar la superficie cultivable del país y aumentar los rendimientos potenciales.

Originalmente los drenajes se hacían con tubos de unos 33 cm de longitud, de arcilla y dependiendo el tipo de suelo se dejaba una luz entre los mismos más grande (suelos livianos) o más chica (suelos pesados) para que filtre por ahí el agua excedente.

La distancia óptima entre las líneas de drenaje también está fuertemente relacionada con el tipo de suelo. Suelos pesados necesitan tener líneas más juntas entre sí (10-12 metros) y suelos más arenosos permiten ser eficientemente drenados con distancias mayores (15-20 metros).

«Actualmente los viejos drenajes de arcilla, cuando dejan de funcionar y se ven zonas anegadas que antes no estaban, son reemplazados por caños plásticos perforados cuya vida útil es extremadamente larga», repasan desde la FPC.

El costo en EEUU del proyecto completo (estudio ambiental, mapeo topográfico, diseño del sistema de drenaje, distancias entre líneas y diámetros de caños y la instalación) cuesta alrededor de 2500 dólares por hectárea. «Es un gran costo, pero al tener tanto impacto en los rendimientos se paga medianamente rápido (con valores actuales de commodities, se puede repagar en menos de 6 años y durar al menos 80 años)».

Con este sistema, el objetivo principal que un productor persigue cuando instala un drenaje de este tipo es impedir que la napa suba más allá del metro o metro y medio para que las raíces de los cultivos puedan explorar sin problema esa profundidad.

Idealmente el suelo que exploran las raíces debería tener 50% suelo, 25% aire y 25 % agua. «Cuando hay exceso de agua en el perfil el agua desplaza el aire de los poros y el cultivo sufre anoxia (falta de oxígeno) reduciendo el potencial productivo. Un suelo bien drenado al permitir tener mejores cultivos, con raíces más sanas, tiene a su vez menos compactación, el agua infiltra mejor y se disminuye la erosión hídrica», repasan desde la FPC.

Según Eileen Kladivko, especialista en drenajes y salud del suelo de la Universidad de Purdue, con quien también hubo un encuentro durante el viaje, la concentración de nitratos en el agua que sale de los lotes vía drenaje no cambia según el distanciamiento entre las líneas. «Estudios demuestran que, densidades altas de líneas drenaje sacan mayor cantidad de agua que drenajes menos densos, y al tener la misma concentración de nitratos, la cantidad de nitratos pérdida aumenta con la densidad de las líneas».

Como dice Eileen “hay que drenar el agua justa y no más”. Los cultivos de servicio, que consumen agua y nutrientes cuando el cultivo de renta no está, ayudan a disminuir drásticamente la cantidad de nitratos totales que dejan el lote por lavado subsuperficial.

Es muy importante manejar bien la nutrición de los cultivos en lotes drenados ya que todo el nitrógeno que no pueda ser absorbido por las raíces, al ser móvil en el suelo va a ir bajando hasta llegar al drenaje y se perderá afectando la calidad del agua que llega a los ríos. Para evitar esto es fundamental manejar las dosis, fuentes y momentos de aplicación correctas e incorporar cultivos de servicio que capturen el Nitrógeno que de otra manera saldría del sistema.

En cuanto al fósforo, al no ser móvil, se recomienda incorporarlo al suelo o volearlo (solo en lotes que no tengan peligro de erosión hídrica), para que no termine vía escurrimiento superficial lateral en los cauces de agua. Manejando bien estos temas se pueden lograr mejores cultivos, más sanos, que extraen más nutrientes y que por medio de las raíces, no permiten que el nitrógeno y fósforo llegue a los caños de drenaje y luego a los ríos.

«Estados Unidos jamás hubiera podido lograr aumentar la producción y área de los que hoy son los estados más productores del país, sin una visión clara a largo plazo y la instalación de esta tecnología», concluyen desde la FPC.