Hay consenso en cuanto a que La Niña se despediría tras el primer bimestre de 2023, pero antes habrá nuevas demostraciones de su poder de daño. Lo que sigue, sin embargo, está sujeto a un acalorado debate.
Todos conocemos la historia. Tres Niñas consecutivas, con efectos devastadores en buena parte de la Región Pampeana y en otras zonas del planeta, como el cinturón triguero estadounidense, sin olvidar los padecimientos de los australianos para levantar su trigo en medio de lluvias torrenciales. La Niña es un fenómeno que bien puede considerarse implacable con la agricultura. Prácticamente no deja zona sin perjudicar, y es responsable de mermas abultadas en las cosechas. Es poco lo que se puede hacer para intentar neutralizarla.
Las consecuencias del paso de esta última Niña están a la vista cualquiera sea el punto del planeta considerado. En nuestro caso nos regaló una de las peores campañas de trigo que se recuerden, con números que no encuentran piso. A eso se suman las demoras en la siembra de soja y la importante caída del área de maíz temprano, ante la falta de agua para implantarlo.
Así como se presenta complicado el panorama para nuestra soja, similar suerte le toca al trigo de invierno estadounidense. Hay algo de tiempo para una vuelta de tuerca, pero la previsión de los especialistas de DTN no es optimista. «Dado que es probable que La Niña siga dando vueltas hasta marzo, el potencial para mejorar los rendimientos y la producción de trigo de este país lamentablemente no es muy alto».
Aunque parezca de Perogrullo, los meteorólogos confían que La Niña no regresará por cuarto año consecutivo. Con las alteraciones que muestra el clima nada debe descartarse de antemano. Lo que todos quieren saber ahora es cómo sigue esta historia, cuándo termina la pesadilla, y ahí las aguas se dividen. Weatherzone, una consultora especializada australiana, avisa que a criterio de sus profesionales tendremos un fenómeno Niño después de un breve periodo en fase neutral que se iniciará en la primera parte de 2023. El meteorólogo Felix Levesque asegura que «es más probable que El Niño sea el próximo impulsor climático después de tres episodios consecutivos de La Niña, por lo que regresaremos a un escenario neutral pero solo por un breve tiempo». Ben Domensino, otro meteorólogo de esta consultora, indica que El Niño se convierte en el estado más probable para el Océano Pacífico a fines del invierno del hemisferio sur en 2023.
Levesque advierte además que La Niña no se despedirá de nuestras vidas sin un golpe de escena ciertamente dañino. «No me sorprendería demasiado si el año termina con una demostración de notable agresividad por parte del fenómeno climático». Es lo mismo que están viendo en el Centro Australiano de Excelencia para Climas Extremos. Shayne McGregor, coincide con Levesque en el sentido que el final de La Niña no será manso y tranquilo. «No va a irse sin presentar batalla y podría alcanzar su pico máximo en las próximas semanas, dejándonos con una primavera demoledoramente húmeda en nuestro país y aún más seca de lo que hasta acá han visto las zonas más castigadas en América», advierte la especialista.
Por su parte, el Bureau de Meteorología de Australia asegura que es habitual una fase neutral al salir de un período de La Niña. De hecho, al observar los patrones climáticos históricos, alrededor de la mitad de los años han sido marcados como ENSO-neutral, lo que indica la transición de La Niña a El Niño. Para el Bureau, el final de la tercera Niña consecutiva será en febrero de 2023.
La NOAA -Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos- confirma el final de La Niña, pero evita ir mucho más allá del proceso neutral que la reemplazará a partir de marzo. En lo mismo estaba el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI) de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, aunque sus últimas predicciones han cambiado. Indica que basado en pronósticos objetivos de ENSO, se espera que La Niña haga la transición a ENSO-neutral durante febrero-abril de 2023, que sigue siendo la categoría más probable a partir de entonces. La Niña caerá a un 56% de probabilidades en enero-marzo de ese año, se espera que pase a ENSO-neutral en febrero-abril y crece la posibilidad de un Niño (predomina con 47%) en julio-septiembre. La estimación previa hablaba de un 36% de chances, por lo cual podría inferirse que hasta acá El Niño aumenta sus posibilidades con el corrimiento de los modelos.
Asimismo, estimadores europeos hablan de un Niño en la parte final de 2023, en tanto fuentes brasileñas se refieren a un pico de La Niña hacia fin de año, con probabilidades de un Niño flaco al final del primer semestre de 2023.
En el balance de tanto dato técnico no es poco saber que La Niña al fin nos dejará en paz, aunque todavía no hay nada que festejar, antes habrá que padecerla durante un periodo clave para la soja. ¿Y después? A pesar del tenor cambiante de los pronósticos de mediano plazo hay elementos para ilusionarse con un Niño durante la gruesa 2023/24. ¡Que se así sea!.