Casi las dos terceras partes del maíz consumido en Entre Ríos está llegando desde Santiago del Estero, Chaco y Córdoba, entre otras provincias argentinas. Es así fruto de la alta demanda de otras cadenas de valor y la baja producción de granos entrerrianos por imperio de la sequía del último verano. Lo cierto es que la transformación de proteínas vegetales en animales sigue su curso a pesar de la merma agrícola; y en consecuencia, las “importaciones” oscilan en torno del 70% de las necesidades. El porcentaje fue informado desde la Bolsa de Cereales y resultó de un estudio combinado entre expertos de la entidad cerealista y la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER.
Así las cosas, se refiere que la disminución significativa en la participación del maíz de origen Entre Ríos se debe a la caída de la producción en un 55 % respecto al ciclo anterior, debido al severo déficit hídrico en el trimestre noviembre-diciembre-enero que afectó sobre todo a los departamentos Diamante, Paraná, Nogoyá y Victoria con rendimientos de unos 1600 kilos por hectárea, frente a un año normal de rendimientos de 5.800 kilos.
Consignan también que los resultados obtenidos en cuanto al maíz revelan que el volumen total destinado se mantiene por debajo de las 900.000 toneladas sin grandes variaciones entre los períodos analizados. Observan, incluso, un cambio significativo en la composición por origen de la mercadería, al reflejar un aumento de las toneladas ingresadas fuera de la provincia en un 69 % respecto al período anterior, lo que se contraparte con la menor producción local para sostener los niveles de consumo.
En lo que se refiere a la soja, el volumen total destinado disminuye significativamente de 725.000 toneladas a 212.000, con una caída estimada interanual de 80% en la producción.