En el contexto internacional se han generado presiones sobre los costos de los insumos esenciales para la producción agrícola y Argentina no fue ajena a esta situación. No sólo se presentó una tendencia alcista en los valores de los fertilizantes por las complicaciones que generó la pandemia de COVID-19, sino que en el último tramo también se registraron subas por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. No obstante, se debe aclarar que este último efecto se dio temporalmente fuera del período en el que se considera que se han obtenido las mercaderías necesarias para la siembra de los granos locales del período 2021/22, puesto que corresponden a cultivos cuyas implantaciones se dieron previo a febrero del 2022.
El presente artículo utiliza la metodología presentada en el artículo de la campaña 2021/22 y analiza la evolución histórica de los costos de siembra, pulverización e insumos que se aplicaron en el ciclo que aún estamos transcurriendo.
Inversión total:
Luego del descenso del 14% en términos de inversión que había implicado la campaña 2020/21 respecto al ciclo previo, los US$ 10.240 millones que se invirtieron en ese entonces sentaron una base que sirve para resaltar el fuerte incremento que se requirió para generar los granos en este 2021/22 puesto que los US$ 13.500 millones que se desembolsaron implican una suba del 30,5% de incremento entre los últimos 2 períodos comerciales, siendo el mayor registro histórico.
Para obtener este resultado, se creció tanto en requerimiento de US$ por hectárea como en superficie sembrada. El primero de estos aspectos, tal como se comentó en la introducción, tuvo cotizaciones alcistas entre campañas pasando de US$ 294,9/ha a US$ 375,6/ha en lo que refiere a la siembra, pulverización e insumos. Este guarismo también implica un récord para la serie, cuyo máximo se había dado en la campaña 2019/20 con US$ 334,8/ha, mientras que en los años previos se había encontrado por encima de los US$ 300/ha. El segundo de los factores explicativos de este récord de inversión se da en la extensión que se dedicó a la producción agrícola en nuestro país y, más puntualmente, a los 6 cultivos principales (soja, trigo, maíz, girasol, sorgo y cebada). El crecimiento de la superficie sembrada entre el 2020/21 y el 2021/22 es del 2,5%, implicando un total de 35,6 M ha, registrándose de esta forma el récord histórico para el área destinada a estos cultivos en conjunto.
Costos por cultivo:
La evolución de la necesidad de inversión obviamente depende de qué es lo que se esté sembrando. Cada uno de estos cultivos tiene costos por hectárea diferentes y cada decisión de producción impactará en desigual proporción dependiendo de qué grano se busque producir. Asimismo, la tendencia general de los costos de los insumos necesarios en este ciclo ha sido claramente alcista, superando en todos los casos a los US$/ha del año pasado. En este sentido, el maíz tardío y el sorgo fueron los segmentos que más vieron crecer sus costos de siembra, con 44,3% y 42,8% respectivamente. No obstante, puede afirmarse que sin importar cuál de estos cultivos se haya elegido producir, las erogaciones necesarias para la siembra de los granos en todos los casos han sido superiores a los del ciclo 2020/21.
Evolución de la superficie de los cultivos:
En los últimos años se presentó una caída en la superficie argentina donde se siembra soja y el ciclo 2021/22 continuó esta tendencia. De hecho, esta campaña alcanzó la menor superficie total desde la campaña 2005/06 y muy por detrás de las 20,3 M ha que se sembraron en el período comercial 2014/15. Por otra parte, debe destacarse que la proporción entre la soja de primera y la de segunda también continuó con la tendencia que ha mostrado en las últimas campañas, teniéndose una caída en la soja de primera y un aumento en la de segunda. En este sentido, la siembra de oleaginosa que se realiza tras la cosecha de los cultivos de invierno ha ganado participación de manera casi constante en los últimos años, alcanzando el equivalente al 34% de la superficie de la soja en la última campaña, mientras que en el ciclo previo esto alcanzaba el 32%. Asimismo, se debe destacar que en el período 2016/17 la participación era del 24%.
Asimismo, tal como sucedió en el ciclo 2020/21, se dieron incremento en las áreas sembradas del maíz y del trigo. En este sentido, el primero de estos cereales tuvo un incremento cercano al 14%, mientras que el segundo cultivo mencionado creció en un 6%. En efecto, en esta última campaña también aumentaron su superficie el girasol y la cebada, 11,5% y 10,2% respectivamente. Por el contrario, la soja (-4,7%) y el sorgo (-8,7%) fueron los únicos dos cultivos que redujeron superficie total, aunque esta caída haya sido más que compensada por las subas antes mencionadas.
Participación del maíz en la inversión total:
Teniendo en cuenta las variaciones presentadas sobre los costos individuales y las áreas destinadas a los cultivos podemos inferir la participación de cada uno sobre los US$ 13.500 millones que se invirtieron para la siembra de la actual campaña. El maíz, representó el 38,5% de la inversión total (+5 puntos porcentuales) y pasó a ser el cultivo con mayor participación superando por primera vez a la soja que se posicionó en segundo lugar con un 33,2%, 6,5 puntos porcentuales por debajo del desempeño de la campaña 2020/21. Para detallar un poco más esta evolución, podríamos decir que el maíz generó 13,4 puntos porcentuales más que en la campaña 2016/17, mientras que la soja representó 17,6 puntos porcentuales menos que en dicho ciclo. Por otra parte, el trigo aumentó su participación respecto a la campaña pasada en poco menos de un punto porcentual, mientras que el girasol lo hizo en medio punto porcentual. Por su parte, el sorgo y la cebada prácticamente no variaron en su participación sobre las erogaciones para la siembra nacional.
Finalmente, se debe mencionar que en términos absolutos todos los cultivos incrementaron su nivel de inversión para esta campaña. En este sentido se destaca que tanto la soja como el sorgo, que tuvieron descensos en las áreas destinadas a su producción, aumentaron sus montos como consecuencia de las subas de costos, contribuyendo a alcanzar los US$ 13.500 millones invertidos en la siembra de la campaña 2021/22.