Con cosechas experimentales, el cáñamo industrial da sus primeros pasos después de 50 años

A través de una iniciativa entre las esferas pública y privada, la industrialización del cáñamo empezó a dar sus primeros pasos en Argentina.

La Secretaría de Agricultura, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y el Instituto Nacional de Semillas (Inase) participaron de las primeras cosechas experimentales.

En nuestro país, el cultivo de esta especie estaba prohibido desde la década del ´70, cuando se dejó de producir.

El manejo agronómico está a cargo de la empresa nacional Industrial Hemp Solutions (IHS), a partir de las oportunidades que brinda el nuevo marco regulatorio en materia de cannabis medicinal y cáñamo industrial.

Como Argentina no cuenta con un banco de germoplasma propio para el cultivo, el Inase autorizó a la empresa para ingresara los materiales.

CONVENIO CIENTÍFICO

En septiembre del año pasado, la firma IHS celebró un convenio específico con la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba).

El objetivo apuntó a evaluar de diferentes variedades de cáñamo, no sólo concentrándose en sus rendimientos, sino también en las propiedades de sus derivados. De este modo, se buscó entender el impacto real que puedan llegar a producir en aquellas industrias que elijan migrar hacia el uso de estos biomateriales.

Y agregó: “En esta primera experiencia buscamos adaptar la maquinaria al proceso de cosecha, y así tener un paquete tecnológico adecuado”.

CARACTERÍSTICAS DEL CÁÑAMO

El cáñamo es un cultivo anual, que puede fijar altos valores de dióxido de carbono y captura hasta cuatro veces más que un bosque forestal. Cabe recordar que se trata del principal gas de efecto invernadero, responsable del cambio climático.

“A su vez, es un gran remediador de suelos que ha demostrado la recuperación de ambientes marginales que han sido escenario de explotaciones mineras, petroleras y de otro tipo de actividades extractivas”, explicaron desde la Fauba.

Las fibras que se encuentran en su tallo pueden emplearse en diversas industrias tales como construcción, celulosa, química, energía, automotriz y textil. Al reemplazar materiales no renovables de origen fósil, se reduce el impacto negativo de los mismos en la cadena de valor.

A su vez, los granos que provienen del cultivo del cáñamo son considerados a nivel mundial un súper alimento, por lo que existe una creciente demanda de sus aceites, harinas y proteínas en los países desarrollados.

EL ROL DEL ESTADO

La presidenta del Senasa, Diana Guillén explicó el trabajo del organismo sanitario con el cultivo. “Estamos acompañando y viendo las experiencias de cosecha de cáñamo, con el objetivo de ver las distintas variedades que están siendo probadas y cosechadas en distintas ecoregiones del país, para poder determinar cuáles son las que se adaptan mejor según el clima”, remarcó.

La funcionaria explicó que están viendo las respuestas de cada una de estas variedades, mientras trabajan en simultáneo en en nuevas normativas que permitan acompañar el desarrollo del sector para sus distintos usos legales, y fortalecer toda la cadena.

Por su parte la presidenta del INASE, Silvana Babbitt, expresó que el Estado identificó al cáñamo como un cultivo estratégico. “Nos pusimos a trabajar en ese sentido, acompañando desde nuestro rol, aportando fiscalización y trazabilidad al sistema productivo, rigurosidad y experiencia en el registro de variedades”, señaló.