La Bolsa de Cereales reveló que la superficie implantada con maíz de primera experimentó una notable caída interanual del 18% en la provincia. Esa merma de 83.000 hectáreas dejó un área efectivamente productiva de 378.900 hectáreas y un área no cosechada de 67.000. El rinde promedio es de 2.085 kilos por hectárea.
Como era de esperar, acusan tal escenario al impacto desfavorable del clima.
Especifican que «debido al severo déficit hídrico en el trimestre noviembre – enero,-que generó una drástica caída del rendimiento del cereal-, los productores optaron en la medida de las posibilidades de destinarlo al consumo animal directo, y por lo tanto, se incrementó la superficie no cosechada para grano seco o comercia”.
El rendimiento promedio provincial tuvo una disminución interanual del 35%, 1.132 kilos por hectárea, y al comparar con el promedio del último lustro, se detectó una variación del 62%, 3.355 kilos.
La producción de maíz de primera registró una caída en relación al ciclo anterior del 55 % (788.380 t), posicionándose en 650.415 toneladas (t).
En otro tramo del parte aportan que, si para el cálculo del rendimiento promedio provincial se incluye el área no cosechada, el valor se sitúa en 1.717 kg/ha, lo que apenas representa el 52 % del rendimiento de indiferencia, que fue presentado en el boletín económico pre-campaña, ubicado en torno a los 3.314 kg/ha. En otras palabras, por cada hectárea sembrada de maíz el productor sufrió una pérdida equivalente a 1.597 kg/ha.