Los pesos “queman” en la mayor parte de las manos de los argentinos y más si todo indica que viene en camino una devaluación luego de la asunción del presidente de Javier Milei a partir de la semana que viene.
En ese marco, sigue el “festival” de registraciones en la Secretaría de Agricultura de Declaraciones Juradas de Ventas (DJVE) de maíz con el propósito de adelantar todo lo que se pueda el pago de derechos de exportación.
La mayor parte de las DJVE de maíz registradas en las últimas semanas –principalmente por Cofco, Viterra, Cargill, ADM y Amaggi– corresponde a la modalidad 360 (por 360 días de plazo para concretar el embarque luego de la registración), lo que conlleva la obligación de abonar derechos de exportación por adelantado.
Eso porque la resolución 78 del ex Ministerio de Agricultura, vigente desde octubre de 2019, determina que los exportadores de productos agroindustriales están obligados a abonar al menos el 90% del derecho de exportación correspondiente dentro de los cinco días hábiles desde la registración de las DJVE-360, lo que implica, en los hechos, que el impuesto debe pagarse por adelantado.
Eso significa que los derechos de exportación correspondientes a casi 8,3 millones de toneladas de la nueva campaña agrícola de maíz ya fueron cobrados por la actual gestión del ministro Sergio Massa. Se trata de maíz, vale recordar, que recién se está sembrando y que comenzará a cosecharse a partir de marzo de 2024.
Como el adelanto del 90% del impuesto se abona con el tipo de cambio oficial, es mucho mejor negocio cancelarlo ahora que luego de la devaluación (o megadevaluación) del peso que viene en camino. Todos los que tienen pesos están urgidos por sacárselos de encima y las compañías exportadoras no son la excepción.
El tipo de cambio oficial se encuentra en 361,0 $/u$s (BNA comprador), al tiempo que en el mercado de futuros de dólar Matba Rofex proyecta para fines del presente mes de diciembre que el mismo se ubicaría en 770 $/u$s. No es poca cosa.
Con las sucesivas prórrogas de las DJVE de maíz instrumentadas por el gobierno kirchnerista, es factible que las compras de maíz realizadas en el ciclo comercial anterior puedan usarse en el siguiente, lo que implica, en términos netos, que los exportadores se encuentran “comprados” en el cereal y tienen margen para realizar declaraciones masivas de embarques.
Eso mismo, en cambio, no pueden hacerlo con soja o con trigo de la campaña 2023/24, dado que, además de no haber implementado la posibilidad de prorrogar plazos de DJVE en ambos granos, los niveles de ventas de los mismos por parte de los productores son bajísimos y, por lo tanto, los exportadores no pueden registrar embarques por mercadería que no saben si tendrán disponible.
El último dato oficial disponible, correspondiente al pasado 29 de noviembre, muestra que los productores habían vendido trigo 2023/24 por apenas 2,69 millones de toneladas, de las cuales más de un millón seguían con “precio abierto” (operaciones “a fijar”), al tiempo que en el caso de la soja esa cifra –considerando exportación + industria– sumaba unos magros 1,86 millones de toneladas con 1,51 millones con “precio abierto”.