Para Romano, la industria marca que, a este precio, pierde dinero con la molienda. «Estamos ante un dólar soja totalmente diferente y es muy difícil estimar el precio real que se podría pagar. Además de la industria, entró la exportación de poroto, y la mejora del tipo de cambio es sobre el FOB -que no es tan claro- y, luego, hay que detraer costos de exportación/molienda, que no son sencillos», detalla.
En este programa también entró la exportación y así como el productor ve que hay un plus para la exportación, y presiona por valores más altos, los compradores del mundo también ven lo mismo. «Los productores saben que la exportación tiene algo extra para mejorar su margen, retraen su oferta y hacen subir los precios; y los compradores internacionales hacen el mismo razonamiento: retraen sus ventas y los precios de exportación bajan. Esto hace que los márgenes de la industria vayan cayendo», explica el académico de la Universidad Austral.
En esta edición lo que cambia es la capacidad de pago de los compradores, los precios suben tanto en dólares como en pesos, mientras que el tipo de cambio que afronta el productor es el mismo. «Esto seguirá así hasta el 30 de septiembre, y vendrán días muy duros. Lo que es cierto es que hay unas 4/5 mill.tt. que podrían salir para llegar el ritmo histórico de ventas, pero si el productor no tiene cómo dolarizarse no lo va a tomar. Dado que hay que comprar insumos unas 2/3 mill.tt. podrían aparecer», añade Romano.
En cuanto a volúmenes de alrededor de 400.000 tt, el profesor de la sede Rosario de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral los considera «fuertes» los dos días de precios altos.
Otro aspecto que los productores siguen de cerca es el clima. Con la llegada de las lluvias, volvió la expectativa y, si bien Romano estima que el trigo ya perdió potencial, maíz y soja apuntan a crecimientos fuertes. Igualmente, aclara: «las lluvias trajeron alivio al trigo, pero, de todas formas, llegan algo tarde. Del otro lado activa la siembra de maíz, y enciende expectativas positivas para soja. Las Bolsas estuvieron sacando estimaciones de producción en torno a 48 mill.tt. de soja y 56 de maíz, pero el trigo no crecería tanto (menos de 16 mill.tt.)».
En números
Las bolsas siguen proyectando números de la campaña 23/24. Mientras la Bolsa de Comercio de Rosario proyecta volver a 47,8 mill.tt. desde las 20 de este ciclo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó 50 mill.tt.
Romano destaca un dato del MINAGRI que, al 30 de agosto -unos días antes que se conocieran los anuncios de un nuevo dólar soja-, se llevaba vendido a precio 39% de la producción, quedando 4 mill.tt. a fijar y menor de 9 en poder de productores para comercializar. «Para poner algunas cifras, a esta fecha lo normal es tener 51% comercializado, esos 12 puntos de atraso, pero con una cosecha 21 mill.tt. lleva a pensar en 2,5 mill.tt. de ventas adicionales. Teniendo en cuenta que el programa dura hasta fin de noviembre, el número podría ascender a 4/5 mill.tt. Todo dependerá de si el productor efectivamente encuentra atractivo vender, recibir pesos y tiene dónde aplicarlos».
Con respecto al maíz, pasados 15 días desde que la devaluación post PASO dejara fuera de foco al dólar maíz, la comercialización semanal bajó a niveles incluso algo más bajos que los habituales para la fecha. «Igualmente, las compras de exportación como porcentaje de la producción están en casi 51%, muy cerca del promedio histórico», estima Romano.
Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó una producción de maíz 23/24 en 53 mill.tt, mientras que la de Rosario habla de 56 mill.tt., un 65% más que el año anterior.
Las lluvias de la semana pasada habrían incentivado la siembra de maíz temprano. En tanto se espera que el niño vaya generando más precipitaciones, pero que las mismas marquen una diferencia mayor recién en el verano.
Finalmente, en cuanto a trigo, también la Bolsa de Comercio de Rosario dio a conocer sus números: la cosecha estaría en 15,6 mill.tt. vs 12 mill.tt. del ciclo previo. Y el cambio en dinámica de lluvias genera expectativa.
La de Buenos Aires, por su parte, redujo su proyección de producción de trigo a 16,5 mill.tt. por una merma de 100.000ha en la superficie sembrada. «Esperábamos que esto generara algún tipo de reacción en el mercado, ya que venían sosteniendo un total nacional más abultado. Esto revela que el mercado venía trabajando ya con un número más bajos», explica Romano.
«Quizás esta incertidumbre productiva es la que explique que estamos con un ritmo de compras a precio de trigo 23/24 que es mínimo histórico, con solo 3% de la producción esperada y 8% del total. Los valores parecen no entusiasmar a los vendedores y el recuerdo de la caída productiva del ciclo pasado genera más prudencia», concluye el investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.