Los saldos negativos que dejaron las condiciones climáticas negativas en la última campaña están lejos de haber terminado: la calidad de la semilla de soja es una señal de alerta que se enciende para la siembra 2023/24 que comenzará en los próximos meses.
El encargado de accionar esta luz amarilla fue César Alonso, responsable del Departamento de Información Agronómica de la Bolsa de Cereales de Córdoba, durante un desayuno de vinculación con periodistas organizado por la entidad.
Alonso fue el encargado de presentar los magros resultados que dejó la última cosecha en esta provincia, que en los últimos años se había transformado en la principal productora nacional de la oleaginosa.
LA COSECHA DE SOJA EN CÓRDOBA
Los datos realmente son elocuentes: inicialmente, se sembraron en esta provincia 3,96 millones de hectáreas, pero producto de la sequía se terminaron cosechando solo 3,1 millones.
Y entre las que se recolectaron, el rendimiento promedio fue de apenas 15,3 quintales por hectárea, apenas la mitad de la media histórica cordobesa que se ubica en 29 quintales.
Así, la producción final fue de 4,8 millones de toneladas, un 59% menos que el año pasado, un 62% por debajo del promedio histórico y la producción más baja de la década, según los registros de la Bolsa cordobesa.
¿QUÉ PASA CON LAS SEMILLAS?
De acuerdo con Alonso, el principal factor climático que sopló en contra de la producción en el último ciclo fueron lluvias que durante toda la campaña estuvieron por debajo de lo normal.
Pero a esto se sumaron nueve olas de calor y la helada temprana de febrero, que “fueron determinantes”, remarcó Alonso.
Allí fue que puso un manto de dudas sobre las condiciones de las semillas para la campaña que se avecina.
Por esto, recomendó: “No alcanza con comprar una bolsa fiscalizada, vamos a tener que hacer controles en laboratorio porque podemos encontrar sorpresas”.