Insumos: la deuda de empresas bajo la lupa por la crisis del agro

La calificadora FIX rebajó la nota de deuda de Rizobacter, uno de los principales jugadores en agroinsumos microbiológicos para nutrición y protección de cultivos. La calificación pasó de Emisor de Largo Plazo de A+(arg) a A(arg).

La baja se sustenta en “el deterioro de las métricas financieras de Rizobacter, que a marzo 2025 muestra un margen Ebitda comprimido a 10,6%, un endeudamiento en torno a u$s181 millones, un ratio de apalancamiento neto de 7,5x y una cobertura de intereses de apenas 1,4x, todos medidos en dólares”.

FIX subrayó desde el inicio el “fuerte vínculo estratégico, financiero y reputacional” entre Rizobacter y su controlante Bioceres, que posee el 80% del capital accionario a través de Rasa Holding LLC. Esa relación fue clave para que Rizobacter obtuviera en febrero un préstamo de Rabobank por u$s 20 millones, con el que cubrió vencimientos de ONs por u$s 16 millones.

Sin embargo, la calificadora destacó que Bioceres también enfrenta presiones en sus propios indicadores financieros. A marzo de 2025, la compañía mostraba un ratio de deuda neta/EBITDA de 4,1x, superando el covenant acordado con sus acreedores de 3,5x, por lo que se encuentra en proceso de solicitar un waiver (consentimiento) para no incurrir en incumplimiento. Esto implica que, aunque Bioceres otorga respaldo y acceso a mercados internacionales, su propia estructura financiera también exhibe señales de tensión.

El mercado agropecuario argentino atraviesa un momento complejo. Tras la sequía récord de la campaña pasada, la siembra 2024-25 mostró una caída del 15-20% en el área de maíz, con una apuesta mayor a soja y trigo. En tanto, los precios internacionales de los granos permanecen en niveles históricamente bajos por la sobreoferta global, limitando los márgenes de toda la cadena, aunque algo compensados por el retroceso en costos de insumos y la baja transitoria de retenciones hasta junio que hoy ya son historia pasada.

En tanto, a pesar del escenario, Rizobacter mantiene una posición destacada en el mercado global, con un 21% de participación mundial en inoculantes para soja, un portafolio de más de 500 marcas y patentes y un gasto sostenido en investigación y desarrollo equivalente al 10% de su resultado operativo, lo que refuerza su diferenciación tecnológica. La compañía tiene acuerdos estratégicos con Syngenta, De Sangosse, Dow, Corteva y FMC, y opera en más de 40 países.

Los Grobo

Por otra parte, Los Grobo, que está en concurso desde febrero y tiene un pasivo de u$s 220 millones, busca alivio fiscal para sostener su operación y apuesta a negocios con el gigante brasileño en granos y fertilizantes. Por eso, decidió activar un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) para intentar reducir la presión de su estructura de costos mientras avanza en su reordenamiento financiero bajo concurso de acreedores.

La compañía notificó a la CNV que inició el trámite ante el Ministerio de Trabajo, con el objetivo de acceder a la eximición del pago de contribuciones patronales por seis meses, lo que representa un alivio estimado en el 20% de su costo laboral mensual.

La agropecuaria, controlada por el fondo Victoria Capital Partners (90%) y con el resto en manos de Gustavo y Matilde Grobocopatel, transita desde febrero un proceso concursal que dejó expuesta una deuda de más de u$s 200 millones.

La compañía ya había encarado en los últimos meses un fuerte ajuste de su estructura, que incluyó pasar de 700 a 400 empleados, dar en alquiler su molino Cánepa de Chivilcoy a Molinos Fénix y salir del esquema de producción propia de granos, un modelo con productores asociados que alcanzaba unas 100.000 hectáreas.

En paralelo, el balance consolidado al 31 de marzo de 2025, que abarca nueve meses del ejercicio corriente, mostró la profundidad del deterioro: acumuló pérdidas por $36.619 millones, casi duplicando el rojo de $18.973 millones que había registrado un año atrás. Los ingresos por ventas también mostraron un retroceso, con una caída interanual cercana al 12% en dólares, producto de la menor escala de originación y del contexto local que encareció el financiamiento operativo.