Los productores dejarán atrás el miedo de hacer maíz porque “no hay agricultura posible en Argentina sin ese cultivo”

Aunque Federico Garat, líder de relaciones con la industria de Bayer Crop Science, trabaja en el sector agrícola desde hace muchos años, reconoce que el “sopapo” que pegó la chicharrita en la última campaña del maíz fue más que importante.

Si bien en el norte (donde él trabaja y vive) era un insecto conocido, la dimensión que adquirió su nivel de afección sorprendió a toda la cadena, y en regiones fuera del NOA y el NEA “se volvió exponencialmente relevante”. Aún así, descartar la producción de este cultivo no es una opción, sobre todo en aquellas rotaciones en las que es clave por los servicios ecosistémicos que brinda.

“Hay muchos secretos en el norte para hacer buenas producciones, pero hay uno que está resuelto desde hace varios años que es la relevancia del maíz y la rotación con él”, dijo a Bichos de Campo Garat.

“La rotación 1 a 1 de maíz con soja, con poroto, o con otro cultivo, en el NEA y en el NOA son de los mayores secretos que ha develado el productor, siempre en busca de mantener productividad. Son sistemas productivos muy frágiles que responden mucho al manejo, y básicamente responden mucho al maíz. La época de siembra, la temperatura, la relevancia de mantener la humedad en el lote están asociadas directamente al maíz”, explicó a continuación.

Esto es evidente en la visión que tiene el sector agrícola de encadenar cultivos, y de analizar qué insumos son necesarios para la próxima campaña en función de la producción que sigue.

“Por supuesto que en el medio tiene que haber agricultura regenerativa, el suelo puesto por delante de todo. ¿Y por qué? Primero porque es el patrimonio más grande que tiene el productor agropecuario, y después porque hay un valor relevante del suelo en la producción. Suelos sanos, buenos cultivos”, aseguró representante de Bayer.

-¿Esa es la explicación de por qué no se puede abandonar el maíz? A pesar del susto, los productores deben repensar la situación- le preguntamos.

-Y es lógico que así sea porque el impacto fue significativo. Esa es la situación inicial. Ahora, en marzo del año pasado el susto era muy grande y el desconocimiento a nivel país de la chicharrita era importante. Creo que la generación de conocimiento que hicimos desde la industria, la academia, los técnicos, es clave.

Garat destacó en este sentido el trabajo coordinado con otros países como Brasil, que ya tienen conocimiento desarrollado frente a esta plaga, al punto de que conviven con ella, y el trabajo que se viene haciendo desde Bayer para seleccionar nuevo germoplasma y desarrollar híbridos subtropicales, pensando en los climas del NEA y del NOA.

“El NOA y el NEA han incorporado probablemente entre 2 y 2,5 millones de hectáreas, entonces siempre está la necesidad de mantener un programa de híbridos subtropicales, amén del prestigio y la jerarquía del programa de híbridos templados que tiene Bayer en el resto de Argentina. Ese programa siempre lo mantuvimos y chicharrita está presente en el norte del país ya hace varios años. Nosotros desde hace siete años tenemos en cuenta al spiroplasma a la hora de tomar la decisión de si un híbrido avanza o no en el plan de breeding que tenemos de subtropicales”, aseguró el representante.

-¿Dejó alguna lección aprendida este sopapo?

-Uno de estas cosas no puede no salir aprendiendo algo. Debería ser el ejercicio siempre el salir aprendiendo algo. Rescato el rápido trabajo de la industria en conjunto. Hablo de Bayer y de las compañías que desde lo comercial vemos como competidores, pero formamos parte de la misma industria. El maíz no es del productor agropecuario, no es de las compañías que proveen genética de biotecnología, no es la industria que exporta. La cadena del maíz derrama en todo el país. Además de ser el cultivo de manos de menor huella de carbono del mundo, el maíz en la Argentina es el cultivo más federal. Creo que la red de monitoreo nacional, que coordinamos desde Maizar y que llevan adelante y ejecutan otras organizaciones, es uno de los aprendizajes. Fue un desafío muy grande y nos queda por aprender.

-Y también estuvo este regreso a la agronomía bien hecha, a mirar los detalles, porque no hay una sola cosa que te va a salvar.

-No hay una sola que te vaya a salvar. Es un sistema productivo, son sistemas complejos. El productor argentino lo sabe hacer y cada tanto recibe estos desafíos. Ha recibido otros, ha habido el Mal de Río Cuarto, y la investigación, la genética y la industria trajeron la solución. Con chicharrita esperemos que pase lo mismo. Estaremos a la altura de las circunstancias, cercanos a los productores, buscando las mejores alternativas, entendiendo que no hay una agricultura posible en Argentina sin maíz.