La Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe presentó los resultados de 25 años de ensayos en esa región, con fertilización en nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S), con mejoras de hasta 140% en los rindes en rotaciones de maíz, trigo y sojas de primera y de segunda.
A partir de la campaña 2000/2001, el objetivo de esta red fue determinar respuestas, tanto directas y residuales en la aplicación de N, P y S en diferentes ambientes.
También comenzaron a evaluarse algunas metodologías de diagnóstico de la fertilización nitrogenada, fosfatada y azufrada y deficiencias y respuestas potenciales a otros nutrientes, como potasio, magnesio, boro, cobre y zinc.
Con el correr de los años, se pudieron ampliar las evaluaciones de los rendimientos alcanzables sin limitaciones nutricionales, conocer la evolución de los suelos bajo distintos esquemas de fertilización y analizar su impacto económico.
Y agregó: “También repasamos los incrementos por la aplicación de micronutrientes, que aparecen con más fortalezas en los últimos años y que, en algunos casos y en determinados cultivos, llega a ser del 6 %”.
LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA FERTILIZACIÓN
Los resultados se presentaron en encuentros que se llevaron a cabo en General Arenales (Buenos Aires) y en la localidad santafesina de Teodelina.
En los ensayos, se sumó el aporte de productores, asesores e investigadores de CREA Sur de Santa Fe, el IPNI Cono Sur y Nutrien Ag Solutions.
También se sumaron instituciones como la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario; la Facultad de Agronomía de la UBA y el Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del INTA.
ALGUNOS RESULTADOS
Entre algunos aprendizajes, con una fertilización en N, P y S se incrementaron los rindes un 80% en la rotación maíz-trigo/soja y un 48% en maíz-soja-trigo/soja. Además, el uso de estos nutrientes contribuyeron entre un 15% y un 47% del rinde de estos cultivos.
“La eficiencia de uso de los nutrientes varía entre rotaciones y sitios y la respuesta a otros nutrientes, que no fueran N, P y S presentó baja frecuencia en los diferentes cultivos”, destacó García.
Además, en los ensayos se demostró que la fertilización con esos tres nutrientes mejoró la eficiencia en el uso del agua, que en trigo y maíz pasó del 28% al 96%.
El profesional también señaló algunos aspectos a corregir. “Apreciamos algunos semáforos amarillos, como la mayor acidificación en algunos tratamientos fertilizados, mejoras en cuanto a las propiedades físicas y también aspectos interesantes respecto de las propiedades biológicas de los suelos”, concluyó.