30% de cosecha maicera y rindes que siguen cayendo: se estima el rinde más bajo de los últimos 10 años

«Con 75 qq/ha será el rinde más bajo de maíz de los últimos 10 años», afirma el último informe de la Guía Estratégica para el Agro.

75 qq/ha se estima en la región núcleo para el maíz 2021/22, casi 4 quintales menos que el menor dato de la serie, el del ciclo 2017/18 (78,8 qq/ha). Los ajustes son por los resultados que salen del 30% trillado. Las cosechadoras vienen con sorpresas, malas sorpresas: campos en Cañada de Gómez con tecnología de punta que salen con promedios de 50 qq/ha, en los alrededores de Rosario los resultados van de los 30 a 50 qq/ha. En el este cordobés, la cosecha muestra una variación de 30 a 75 qq/ha.

Son malas señales, aunque se sigue esperando que la cosecha de mejores lotes cambie esta tendencia, pero: ¿alcanzará para revertirla? Lo que hoy se ve son rindes inéditos: se parecen más a los de soja que a los invencibles 100 a 150 qq/ha que se obtenían hace un año en maíz. Y los ajustes son fuertes: antes de comenzar la trilla se estimaba alcanzar 84 qq/ha en la región, casi 10 quintales más. En producción estos números significan un recorte de 1,5 Mt respecto de lo que se estimaba en febrero. Lamentablemente, es probable que siga habiendo ajustes negativos.

El cultivo perdió el 33% de su potencial

Con un horizonte productivo de 19,2 Mt, largaba la siembra maicera en septiembre del 2021 con buenas cartas en mano del productor. El área de siembra crecía respecto al 2020 un 15% y el productor, que venía entusiasmado con los resultados maiceros en un año climáticamente difícil, con muy bien instinto compraba más temprano que nunca los insumos para escapar a la falta de disponibilidad y de las fuertes subas que finalmente tuvo la urea. La aplicación de tecnología fue la más importante de los últimos años. Todo estaba dispuesto, pero el clima no: ya en agosto prendíamos en GEA la alerta por el pronóstico de “Niña” sobre otra “Niña”. Pero nadie esperaba que iba a ser tan extremo. La segunda mitad de diciembre (2021) y la primera de enero (2022) fueron caratulados por muchos agrónomos como inéditos por los efectos que veían en el cultivo por las temperaturas extremas y la falta de agua. Lamentablemente, la cosecha confirma la inusual violencia del clima. La estimación realizada esta semana muestra que se perdió el 33% de lo que se esperaba a la siembra. Con 1,85 M ha implantadas con maíz de las que se restan 45 mil ha que no entrarían al circuito comercial (silo) y casi 100 mil ha perdidas y un rinde de 75 qq/ha, se estiman 12,8 Mt.

Febrero terminó con lluvias muy importantes, pero la sequía sigue y Aiello dice que podría haber un cambio favorable

Hubo lluvias muy importantes en la última semana de febrero, milímetros que llegaron tarde para la soja de primera y de forma muy dispar a la región. Rufino en el sur de Santa Fe recibió 162 mm; Pergamino y Baradero, en Buenos Aires, 146 mm. En el resto de la región el promedio acumulado fue de 20 a 80 mm. Los registros fueron muy escasos sobre el centro sur de Santa Fe y en gran parte de Córdoba.

Dónde llovió, febrero termina con registros que superaron la media histórica mensual. Elorriaga explica que “durante la mayor parte de febrero, la presencia de un centro de alta presión a la altura de la costa de Buenos Aires sostuvo una circulación del viento este o sudeste. Esto dificultó la acumulación de aire húmedo, haciendo que las precipitaciones sobre la zona núcleo, en general, fueran moderadas y erráticas. En la última semana del mes, la dinámica atmosférica permitió un cambio de las condiciones y finalmente los sistemas frontales avanzaron hacia el este”.

Pero de todas maneras, sobre la franja centro y norte de la región, la humedad edáfica sigue manteniéndose entre escasa y condición de sequía. Allí, todavía se necesitan lluvias muy importantes: entre 100 y 120 mm. Al respecto, Aiello señala que “podría empezar a haber un cambio favorable: los modelos de pronóstico indican nuevos desarrollos pluviales para los próximos días. Un comienzo de marzo con un escenario más húmedo podría ser el inicio de la transición hacia una menor incidencia del fenómeno “La Niña”. Pero todavía es pronto para aventurar fecha para la neutralidad del Pacífico”.