¿Factor alcista? Brasil se queda sin soja y China necesita seguir comprando

Desde el IERAL de la Fundación Mediterranea destacan que hay buenas noticias en el mercado de la soja: «Se cuenta con elementos para albergar expectativas optimistas», destacan.

A fines de abril pasado la soja cotizaba en Brasil levemente por encima de los US$ 310 la tonelada (precio de exportación); desde entonces el precio de la oleaginosa ha mostrado un recorrido alcista interesante, llegando a US$ 353 hacia fines de junio (+ del 10% en dos meses).

«El principal factor que explica la recuperación de los precios es la firmeza de la demanda China», destacan.

En lo que va del ciclo comercial actual, el gigante ha comprado un 16% más de soja (volúmenes) que en el ciclo previo: «La buena noticia es doble, las compras de los últimos meses se mantienen por encima de las del año pasado y además consolidan un cambio de tendencia, que había empezado a manifestarse hacia fines del 2019».

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) apunta a un ciclo comercial de 94 millones de toneladas, que por lo sucedido hasta mayo (último dato disponible) parece una cifra asequible, y que incluso podría ser superada alcanzando las 95 millones de toneladas, un record que fuese alcanzado sólo una vez, en el año 2018.

Bajo este marco, el relevamiento del economista Juan Manuel Garzón destaca que los precios actuales en Brasil son similares a los que prevalecían en 2019 para la misma fecha, pero con la diferencia no menor que este año la economía global atraviesa la crisis más importante de las últimas décadas por el avance de la pandemia de Covid-19.

¿Por qué se toman los precios de Brasil? Esto tiene que ver con que la trayectoria de precios de la soja argentina, como debe esperarse, ha sido muy similar a la del líder de producción de Sudamérica, aunque con menos recorrido, tanto a la baja como a la suba.

En efecto, el FOB Puertos Argentinos (precio publicado diariamente por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la nación) se ubicaba en US$ 320 / ton a fines de abril, mientras que ha cerrado junio cerca de los US$ 350 / ton, es decir con 30 dólares de mejora en estos 60 días.

La señal de China
Garzón describe que no hay garantías que los precios actuales prevalecerán en los próximos meses, es decir, que no pueda haber una reversión en las cotizaciones, pero se cuenta con elementos para albergar expectativas optimistas: «Brasil, el gran proveedor hoy global, luego de un gran arranque de año, está entrando en la fase declinante de sus exportaciones y China seguirá, con mayor probabilidad, traccionando y levantando sus compras».

Para Argentina, que cuenta todavía con un volumen importante de soja sin comercializar de la última cosecha (recientemente finalizada), «capitalizar mejores precios de exportación puede significar una inyección adicional (y muy necesaria) de ingresos en el actual contexto de crisis», concluye.

Garzón agrega por qué es una buena noticia no solo para los productores. Esta mejora alcanza al Estado (que recauda según precio de exportación) y los sectores productivos vinculados (tanto aguas arriba como aguas abajo en la cadena de valor) y la economía en su conjunto, que necesita de inyección de ingresos para empezar a recuperar su nivel de actividad y salir de la crisis en la que se encuentra sumida.

Hacia fines de junio se estima que la venta realizada por productores a industrias y exportadores se aproximaba a 17,6 millones de toneladas, una cifra muy parecida a la del año previo para la misma fecha (17,4 millones de toneladas), y superior a la del ciclo 2017/2018 (15,9 millones, con la salvedad que esa campaña tuvo una producción muy floja).

En términos de lo producido, las ventas a la fecha antes mencionada representan el 34,5% del volumen, y compara con el 31,5% del ciclo 2018/2019 y el 44,3% del ciclo 2017/2018.

Fuente: Agrofy News